martes, 14 de diciembre de 2010

Serie Artúrica (4): La presentación oficial (2ª parte)

Durante la cena la charla es animada, y aunque los sirvientes de Pilar se acercan a mi plato para servirme, tú te adelantas a ellos, para ser tú quien lo haga. Es una delicia observar el estilo de tus ademanes, corteses pero deferentes, atento a cuando se vacía mi vaso para llenarlo. Ellas te observan aunque disimulen, lo sé porque desvían la mirada rápidamente cuando se cruza con la mía, como si no osaran mirarte sin mi permiso. Nos conocemos de hace años, y desde que ocurrió lo que ocurrió con Adelina hicimos un pacto entre nosotras: jamás desear el esclavo o el sirviente de otra, y desde entonces tenemos la confianza para presentaros en público, que constituye una de nuestras mayores diversiones.

Pero aunque exista el pacto, la curiosidad es una prerrogativa femenina inevitable y eres un manjar demasiado suculento como para dejar pasar la oportunidad de devorarte.

- Alyna, corazón... ¿nos vas a tener toda la noche hablando de bobadas cuando podríamos estar hablando de tú sabes quién? - Pilar ha sido la primera en abrir el frente, y las demás han callado de repente dejando detrás de sus inquisidoras miradas un silencio incómodo.

- Creo que ya sabeis todo lo que necesitais saber - sonrío para mis adentros mientras sorbo la limonada fría. Las muestras de desaprobación no se hacen esperar.

- No es justo que nos traigas a alguien y al menos no nos lo presentes. - Es el momento de mirarte, tu mirada al frente, tu expresión ausente, como si no oyeras nada.

- Que fina eres Lurditas, yo no quiero que me lo presente, quiero que le desnude - Candela golpea en la mesa y uno de los sirvientes de Pilar se acerca presto a rellenarle la copa de vino tinto. Con un poco de suerte para cuando se termine la cena estará tan bebida que ya no se acordará de nada, o caerá dormida en el sofá. Las demás me miran de reojo, intentando adivinar cual es mi intención. No saben que mi intención esta noche es ponerte a prueba a ti, pero no como ellas quieran. Quiero saber si... hay un paso entre sirviente y algo más, uno del que me gusta estar segura antes de darlo, ya que estás en mi casa contratado, y no me gustaría descubrir que cualquier otra expectativa sobre ti sería solamente cumplida por la remuneración. Y sólo hay una manera de saberlo.

- Bueno, ya que tanto interés teneis en hablar de él... - de nuevo el silencio expectante.- ... puedo comentaros que es un sirviente de primera categoría, da unos masajes de los que te quitan el sentido, tiene unas manos divinas, y cuando me enjabona... - creo que mi cara de éxtasis ha causado el efecto deseado, porque las cucharas del postre han quedado todas suspendidas en el aire, a medio camino entre los platos y sus bocas.

_ ¿Tan bueno es? - Parece que empieza a suscitar interés.

- Querida Feli, es tan bueno que pierdo la cuenta de los orgasmos. - Es una mentirijilla piadosa con una doble finalidad, la de secuestrar su atención y la de inquietar la tuya. Ellas desconocen que aun no me has tocado íntimamente, que siempre llevas guantes, pero su imaginación ya se ha disparado, al igual que supongo que la tuya también.

- Ostras Alyna, siempre has tenido suerte eligiéndolos, en cambio yo... - Candela ha tenido ya más de una docena de esclavos, con resultados muy variopintos, aunque ninguno favorable. - Ya sé que tenemos un pacto, pero caray, como me gustaría por una vez encontrar a uno como el tuyo.

- Si es así, Candela, estás de suerte esta noche, porque voy a despedirle. - Creo que esperar a que me estuvieras sirviendo la bebida para soltar esta bomba ha sido un poco cruel por mi parte. Menos mal que la limonada no mancha. Candela no pierde el hilo y se agarra al clavo ardiendo.

- ¿Estás segura?¿No dices que es tan bueno? - Es lógica su incredulidad, y tengo que reconocer que ver sus caras de desconcierto me divierte sobremanera. Romperle a los demás sus esquemas es algo que llevo practicando toda la vida y que tiene innumerables recompensas, aunque de vez en cuando también me haya llevado algún chasco.

- Y así es, pero me he cansado de pagarle, ya no quiero tener más sirvientes de pago, ahora sólo quiero sirvientes vocacionales, de los que me sirvan por el placer de hacerlo. Y claro, Arturo está conmigo por el contrato de trabajo, así que no me sirve.- Las piezas están colocadas en el tablero, y empieza la partida. Las chicas se miran unas a otras, ninguna se atreve a dar el primer paso, pero al mismo tiempo todas lo están deseando. Están acostumbradas a tratar con esclavos, no con empleados, y no saben muy bien como dirigirse a ti, y tampoco saben seguro si hablo en serio o estoy bromeando. Como me conocen... me gusta apostar fuerte y este movimiento es de jaque.

- Esto... Alyna... yo no sé muy bien si te das cuenta de que ahora el pacto ya no se aplica, puesto que acabas de despedirle, y por lo tanto ya no es tuyo... - Raquel siempre ha sido la más comedida y diplomática, aunque el brillo de sus ojos me deja entrever su interés.

- Por supuesto querida, ahora mismo Arturo es libre de decidir lo que quiera, ya no tiene una obligación contractual conmigo. - Mi mano se posa delicadamente sobre tu antebrazo que aun sostiene la jarra de la limonada, estás desconcertado ante lo que está sucediendo, y detecto un ligero temblor, y por una vez me miras directamente a los ojos. Pareces estar todavía digiriendo la información, aunque yo sé que eres muy listo y acabarás por comprender la jugada. O eso espero...

- Arturo... es Arturo ¿verdad? - Raquel está usando su voz más persuasiva, con ese tono de amabilidad irresistible. - Puesto que te has quedado sin trabajo, yo podría ofrecerte uno en mi casa, podría pagarte lo mismo que te estaba pagando Alyna y...

- !Yo te pago el doble que ellas! - Candela casi se cae encima de la mesa al ponerse de pie para dar énfasis a su propuesta, - !O lo que haga falta!

- Candela, niña, contrólate - la voz de Pilar suena autoritaria, es la única que puede controlar el temperamento explosivo de Candela.

- !Yo lo quiero! - Cae pesadamente en la silla, empujada suavemente por Feli.

- Bueno, yo creo que este joven tiene boca, así que ¿porqué no mejor quien quiera hacerle una propuesta que se la haga y que él decida? - Lo dicho, Raquel siempre tan armonizante. - Yo mantengo mi oferta, siento no poder mejorarla.. - Esa mirada de reojo hubiera atravesado a Candela si ella no hubiera estado tan perdida en su nube. Por supuesto el sopor ya está haciendo mella y no reacciona al comentario de Raquel, así que su propuesta queda en el aire. Las demás parecen dudar, es algo que no esperaban, y hay quien no tiene posibilidad de tener a nadie más o quien no quiere.

- A mi también me gustaría ofrecerte algo, y espero que sea suficientemente tentador. - Vaya, no lo esperaba de Pilar, que siempre está rodeada de sirvientes, ¿para qué querrá uno más? - Estoy buscando a alguien muy especial, que se ocupe no solo de la casa, de mi, sinó también de mis negocios... - Pilar se acaba de comer mi alfil, y ha desmontado mi jaque, tendré que sacar la artillería pesada. - Podría contratarte como mi asesor personal, secretario y estarías al mando de todos mis sirvientes, después de mi, claro está. Y cobrando quizá no el doble... pero sí algo más que ahora.

Bien, toda jugada corre el peligro de no haber tenido en cuenta todos los factores posibles, y en este caso no contaba con la aparición de Pilar en la ecuación. Parece que ya reaccionas y la propuesta no te parece descabellada, por la medio sonrisa que se dibuja en tu cara. Es el momento.

- Antes de que tomes ninguna decisión, Arturo, déjame comentarte algo... - me levanto despacio, dando a mi intervención la debida solemnidad, y de pie quedo un poco por encima de ti, no demasiado, pero sí lo suficiente. Me acerco rozándote levemente con mi cuerpo, como hiciera tantas veces a lo largo de este tiempo que has estado conmigo, acercando mi boca a tu oído, dejándote sentir mi respiración agitada, como cuando me bañas y tu mano se desliza entre mis piernas, acariciándote la nuca y susurrándote con voz sensual, grave - Sólo recuerda quién te hace vibrar, y quién aparece en tus fantasías, y pregúntate si eso hay dinero que lo pague... - Me separo de ti, mirándote fíjamente a los ojos, sabiendo que todo este tiempo has estado deseando algo más, no sólo a nivel sexual, sinó a otro nivel, dándole a tu servicio una trascendencia que no ha tenido hasta ahora. Tragas saliva, y un reguero de sudor perla tu frente.

- Creo que ya lo tengo claro, y sé lo que quiero.


2 comentarios:

Se agradecen los comentarios