Una relación 24/7 ¿es viable?¿Puede permitirse su sumiso serlo a todas horas?¿Lo muestra externamente y lo entiende la sociedad?¿Le llena ser sumiso a todas horas de la misma forma que en la intimidad?
Me han hecho esta pregunta referente a mi relación actual, y creo que es una de las preguntas que más surgen dentro del mundo de la D/s, si es posible vivirla todo el tiempo, y mi respuesta sería que sí... y que no.
Todo depende de como se entienda una relación D/s, porque hay muchas y variadas opiniones. Para alguien que la entienda como tener a la parte sumisa todo el día en cueros, y llevarla a todas partes con correa y collar, pues evidentemente no, no se puede vivir esa situación todo el día, a no ser que tengas a tu sumiso secuestrado en casa.
Voy a intentar responder a las preguntas pero no en ese orden, y desde el punto de vista de mi vivencia actual.
¿Puede permitirse su sumiso serlo a todas horas?
Esta pregunta ya me está indicando un matiz que voy a responder con otra pregunta ¿se puede no ser sumiso en algún momento? Si hablamos de una sumisión sexual, es evidente que no podemos estar todo el santo día en ese plano, sería agotador y además contraproducente. Creo que es bastante general la fantasía entre los sumisos de llegar a vivir una relación en la que poder pasarse todo el día excitado, pero eso es biológicamente imposible a no ser que quieras fundir tus plomos, y totalmente agotador para la parte dominante.
La sumisión como yo la entiendo es un sentimiento, es un estado respecto a otra persona, a la que uno se entrega, por admiración, por adoración, por voluntad propia. Puedo entender que para algunos la sumisión lo es a una situación, a las sensaciones, a una expresión sexual, pero yo no me estoy refiriendo a esa clase de sumisión, para la cual no es tan importante con quien se produce.
Así pues, la pregunta se puede reformular como ¿Puede dejar de sentirse sumiso hacia usted en algún momento? No aspiro a ocupar su mente en todo momento, hay otras cosas importantes en su vida que no tienen que ver conmigo, pero estoy convencida de que cuando piensa en mi, lo piensa desde ese sentimiento de entrega y sumisión, que se siente Mío, y eso puede llegar a influir e impregnar el resto de aspectos de su vida. Se establece un cambio natural de prioridades que afecta a sus decisiones (sí, la respuesta a la pregunta de si él puede tomar decisiones es sí).
De aquí la segunda pregunta: ¿Lo muestra externamente y lo entiende la sociedad?
Externamente es un hombre encantador y amable, deliciosamente atento y complaciente, entregado y leal, de una caballerosidad exquisita, de un trato respetuoso irreprochable. ¿Qué más ven los demás? Pues que él me pide opinión sobre las cosas, que sus decisiones pasan por comentarme sus opciones, que tiene muy en cuenta mi criterio, que me pide permiso para determinadas acciones, que a veces se queda sin palabras cuando es "víctima" de una de mis travesuras (cuyo verdadero contenido sólo conocemos él y yo, pero que en cierta forma le comprometen en público). Tenemos un constante juego de miradas, con las que nos lo decimos todo. Los que saben qué tipo de relación tenemos seguro que las comprenden, y los que no podrían decir que estamos enamorados (lo que no está tan desencaminado). Aprovecho para decir que el amor se vive de una forma diferente en una relación D/s, pero ese es otro tema.
¿Qué debería entender la sociedad? ¿qué confía en mi en todo y por todo?¿que asume mi criterio como suyo porque así lo siente? ¿que se siente arropado, cuidado, querido, atendido, comprendido, libre, porque yo le guío? ¿que me besa la mano con adoración? ¿que le encanta reposar su cabecita en mi regazo?
Supongo que la pregunta se refiere a si me trata de Usted todo el tiempo, a si se arrodilla delante de mi en un lugar público, a si le doy unos azotes si se ha portado bien (sí, sí, los azotes no son solo castigos!!), a si camina un paso por detrás de mi, con la cabeza gacha, a si nunca me mira a los ojos... etc. Y ahí me remito de nuevo a la manera de cada cual de entender y vivir una relación D/s, y es que a mi todo eso no me hace falta, sé lo que siente, como lo siente, y en qué intensidad, y eso se manifiesta en cada cosa que hace o dice, estando conmigo o con otras personas, y eso es lo que yo valoro.
¿Es viable?
Pues yo diría que es tan viable como cualquier otro tipo de relación en la que se establezca una sincera y profunda disposición a construir un vínculo basado en el respeto, el cariño, la confianza, la honestidad, el interés por el otro, el interés por uno mismo, la complicidad, la alegría del juego, la diversión de la fantasía, la ternura de estar cuando nos necesita, de aceptar al otro y de ser al mismo tiempo libres, libres de ser como somos o de seguir descubriéndonos, de descubrir cosas juntos, de no detenerse en la rutina, de no dejarse absorber por los tópicos de esta sociedad, de elegir a cada momento estar con esa persona.
¿Le llena ser sumiso a todas horas de la misma forma que en la intimidad?
A esta pregunta es mejor que responda él, que es quien mejor puede decirlo, aunque apunto que me sigue pareciendo que separar la intimidad del resto del tiempo juntos indica un interés más centrado en lo referente a la sexualidad, que es solo una parte de una relación D/s. Los juegos y fantasías alimentan la relación, por supuesto, pero creo que suponer que toda la relación se basa en esos juegos es ingenuo, o bien entonces no estamos buscando una relación D/s, sinó un/a compañero/a de juegos.
Por alusiones...
Como si del programa de Ana Rosa Quintana se tratara, escribo esto “por alusiones”. La verdad es que soy un poco perezoso... no es que me parezca a esos simpáticos animalitos sino que en mi trabajo me paso el día escribiendo y cuando vuelvo a casa no siempre tengo ganas de ponerme a escribir nada.
Me doy, no obstante, cuenta de que últimamente no consigo escribir fluido. Creo haber entendido la razón: es que en realidad lo que tengo ganas de escribir es precisamente lo que estoy escribiendo en este momento. O sobre lo que estoy escribiendo en este momento. Porque, claro, cuando llevas una relación tan intensa como la que llevo ahora... es muy difícil no ahogarse si uno no expresa, y le cuenta al mundo, ciertas cosas.
Prolegómenos aparte... escribo, como casi siempre que escribo sobre este tema, con urgencia. ¿Urgencia de qué? Urgencia por responder a las preguntas que se Le han dirigido a mi Ama acerca del así llamado 24/7, y en las que me ha dejado un amplio espacio para dar mi opinión (no se sorprenda nadie... sí, tengo opinión propia, jejeje).
Antes de contestar a las preguntas considero necesario contar algo de quien soy fuera de este “mundillo”: soy algo así como un profesional liberal que se pasa todo el tiempo tomando decisiones y evaluando con un amplio margen de discrecionalidad. Aunque no soy juez, juzgo. Todo el tiempo mi opinión es tenida en cuenta, y todo el tiempo hay alguien evaluando a su vez mis decisiones. Cuento esto por lo que se verá más adelante...
¿Puede permitirse un sumiso serlo a todas horas?
Supongo que pocos se sorprenderán de que no vaya de rodillas en el metro, no vaya a trabajar con el collar, no lleve todo el tiempo un bondage genital ni pretenda pasarme todo el día excitado. Llámenme raro pero soy un ser humano: para mi pasarme todo el día excitado es indicio de no pertenencia a la especie humana. Y no, no llevo todo el día un bondage genital ni llevo un collar. Simplemente porque no lo considero, ni mi Ama tampoco, necesario: no nos hace falta para vivir plenamente nuestra relación.
¿Y qué nos hace falta? El otro día pasé por delante de una maquinita que hace automáticamente chapas identificativas como las militares. Pensamiento inmediato: quiero algo que me identifique como propiedad de mi Ama. No es que me haga falta como respirar, pero vivo así más plena la relación. La chapita, o cualquier otra cosa, va por dentro de la camisa y nadie la ve, pero es un signo permanente de mis sentimientos hacia mi Ama: sumisión y pertenencia (entre otros).
Cuando estoy decidiendo – caso hipotético – si es mejor restaurar una tabla flamenca con una determinada técnica u otra, sinceramente no pienso en mi Ama. No pienso las 24 horas del día en ella. A veces también duermo y, en ocasiones, no sueño con ella (esa es una mala pasada que me juega mi inconsciente).
¿Cuándo pienso y en qué términos pienso en mi Ama? Mi Ama no es alguien que pueda encargarse de tomar todas las decisiones que me afectan: mucho trabajo. Pienso en ella toda vez que tengo que tomar una decisión que nos afecta a los dos... pero no sólo en esa ocasión. Tengo en cuenta su opinión en cosas que me afectan solamente a mi, o que sólo Le afectan lejanamente. Ello porque considero que su opinión no es únicamente válida, sino porque cada vez que Le cuento algo me aporta un punto de vista que no había observado.
Dicho de otro modo: que pienso en ella no porque tenga que pensar en ella sino porque me gustan y comparto sus puntos de vista. Por eso le consulto. Desde luego, hay algunas cosas en las que no le consulto: directamente le pido permiso. Pero el sustrato es siempre el mismo: no es que piense en ella porque es mi Ama, es que es mi Ama porque considero que su opinión es relevante en muchísimos casos. En prácticamente todos los ámbitos de mi vida. Incluidas decisiones sobre mis propios planes de vida.
Dependiendo de la cuestión, su opinión es un buen argumento en favor de qué hacer o directamente una carta que gana a todas las demás. Es decir, sobre ciertas cuestiones para mi no hay más que su decisión. Y nada más. Sobre cuestiones que nos afectan a los dos, y no poco; y también más a mi que a ella. Y no me estoy refiriendo a cuestiones de alcoba sino de fuera de ella: “¿Le apetece que vayamos a cenar?; ¿qué quiere que me ponga?; creo que puedo ir a verLa, ¿Le apetece?; “Me gustaría que viéramos a Fulanito... pero si a Usted no Le apetece... fin de la historia; ¿Le apetece un masaje?; ¿En qué puedo servirLa, Señora?”.
¿Qué entiende o ve la sociedad?
La sociedad entiende poco. En realidad para entender determinadas conductas es necesario tener un código interpretativo, es decir, instrumentos para atribuirle significado a determinadas conductas. Si yo, como alguna vez hago, flexiono mi rodilla y beso su mano, alguien podría pensar que soy un barroco, un cursi o vaya usted a saber qué.
Esto confiere una ventaja: que no tengo problemas en hacer un montón de cosas. De hecho nos damos el gustazo de, aprovechando las escaleras mecánicas del metro, yo quedarme en el peldaño de abajo y mirarLa desde abajo. Y créanme si les digo que eso no tiene precio. Esa sonrisa que me tiene cautivo. Dulce prisión.
Lo mismo cuando vamos en el autobús: en ocasiones termino inclinado sobre ella, mirándola desde abajo. O no me doy cuenta y salimos a la calle llevando el collar. Problema: ninguno. Te pueden mirar un poco raro pero la gente no tiene los recursos para entender el significado de eso.
¿Viable?
Dicho directamente: si no lo consideráramos viable no le estaríamos apostando tan fuerte... y no me estaría, aunque sólo por un periodo, mudando. La viabilidad pasa por el respeto, la absoluta transparencia (este tipo de relación, en serio, requiere sinceridad y confianza máximas) y... el amor. Supongo que ésta es una gran ventaja pero el hecho es que nos queremos.
Pero quiero señalar que esto no es una relación vainilla con toques sexuales de Bdsm. Esto es una relación D/s. ¿En qué consiste una relación D/s en extrema síntesis? Bueno, eso no es fácil de explicar, pero voy a intentarlo brevemente.
¿Les provoca excitación sexual el Requiem de Mozart, la Capilla Sixtina, el cine de Hitchcock o las esculturas de Rodin? Bueno, pues a mi no me excita sexualmente apoyar la cabeza en el regazo de mi Ama, abrazar sus pies acariciándolos con mis mejillas o que me ponga el collar. Es más, hay ciertas prácticas “sexuales” del mundo Bdsm que a mi no me provocan excitación sexual pero que disfruto, y disfrutamos, tremendamente. Me provoca una sensación que recorre todo mi cuerpo y en ocasiones hacen que se me salten las lagrimas de la emoción.
Pero fuera de eso, ¿algo más? Sí: soy feliz viviendo en una relación en la que algunas cuestiones que me afectan directamente no dependen de mi. Como disfruto sintiendo que cada uno de los poros de mi piel le pertenecen, que soy feliz dejándome guiar por ella, descubriendo cosas juntos... por ello, en caso de que tengamos opiniones divergentes la regla es clara: decide ella. Incluso cuando ella decide que soy yo quien tengo que decidir.
Deseadnos suerte.
machi{AmAly}
Por alusiones...
Como si del programa de Ana Rosa Quintana se tratara, escribo esto “por alusiones”. La verdad es que soy un poco perezoso... no es que me parezca a esos simpáticos animalitos sino que en mi trabajo me paso el día escribiendo y cuando vuelvo a casa no siempre tengo ganas de ponerme a escribir nada.
Me doy, no obstante, cuenta de que últimamente no consigo escribir fluido. Creo haber entendido la razón: es que en realidad lo que tengo ganas de escribir es precisamente lo que estoy escribiendo en este momento. O sobre lo que estoy escribiendo en este momento. Porque, claro, cuando llevas una relación tan intensa como la que llevo ahora... es muy difícil no ahogarse si uno no expresa, y le cuenta al mundo, ciertas cosas.
Prolegómenos aparte... escribo, como casi siempre que escribo sobre este tema, con urgencia. ¿Urgencia de qué? Urgencia por responder a las preguntas que se Le han dirigido a mi Ama acerca del así llamado 24/7, y en las que me ha dejado un amplio espacio para dar mi opinión (no se sorprenda nadie... sí, tengo opinión propia, jejeje).
Antes de contestar a las preguntas considero necesario contar algo de quien soy fuera de este “mundillo”: soy algo así como un profesional liberal que se pasa todo el tiempo tomando decisiones y evaluando con un amplio margen de discrecionalidad. Aunque no soy juez, juzgo. Todo el tiempo mi opinión es tenida en cuenta, y todo el tiempo hay alguien evaluando a su vez mis decisiones. Cuento esto por lo que se verá más adelante...
¿Puede permitirse un sumiso serlo a todas horas?
Supongo que pocos se sorprenderán de que no vaya de rodillas en el metro, no vaya a trabajar con el collar, no lleve todo el tiempo un bondage genital ni pretenda pasarme todo el día excitado. Llámenme raro pero soy un ser humano: para mi pasarme todo el día excitado es indicio de no pertenencia a la especie humana. Y no, no llevo todo el día un bondage genital ni llevo un collar. Simplemente porque no lo considero, ni mi Ama tampoco, necesario: no nos hace falta para vivir plenamente nuestra relación.
¿Y qué nos hace falta? El otro día pasé por delante de una maquinita que hace automáticamente chapas identificativas como las militares. Pensamiento inmediato: quiero algo que me identifique como propiedad de mi Ama. No es que me haga falta como respirar, pero vivo así más plena la relación. La chapita, o cualquier otra cosa, va por dentro de la camisa y nadie la ve, pero es un signo permanente de mis sentimientos hacia mi Ama: sumisión y pertenencia (entre otros).
Cuando estoy decidiendo – caso hipotético – si es mejor restaurar una tabla flamenca con una determinada técnica u otra, sinceramente no pienso en mi Ama. No pienso las 24 horas del día en ella. A veces también duermo y, en ocasiones, no sueño con ella (esa es una mala pasada que me juega mi inconsciente).
¿Cuándo pienso y en qué términos pienso en mi Ama? Mi Ama no es alguien que pueda encargarse de tomar todas las decisiones que me afectan: mucho trabajo. Pienso en ella toda vez que tengo que tomar una decisión que nos afecta a los dos... pero no sólo en esa ocasión. Tengo en cuenta su opinión en cosas que me afectan solamente a mi, o que sólo Le afectan lejanamente. Ello porque considero que su opinión no es únicamente válida, sino porque cada vez que Le cuento algo me aporta un punto de vista que no había observado.
Dicho de otro modo: que pienso en ella no porque tenga que pensar en ella sino porque me gustan y comparto sus puntos de vista. Por eso le consulto. Desde luego, hay algunas cosas en las que no le consulto: directamente le pido permiso. Pero el sustrato es siempre el mismo: no es que piense en ella porque es mi Ama, es que es mi Ama porque considero que su opinión es relevante en muchísimos casos. En prácticamente todos los ámbitos de mi vida. Incluidas decisiones sobre mis propios planes de vida.
Dependiendo de la cuestión, su opinión es un buen argumento en favor de qué hacer o directamente una carta que gana a todas las demás. Es decir, sobre ciertas cuestiones para mi no hay más que su decisión. Y nada más. Sobre cuestiones que nos afectan a los dos, y no poco; y también más a mi que a ella. Y no me estoy refiriendo a cuestiones de alcoba sino de fuera de ella: “¿Le apetece que vayamos a cenar?; ¿qué quiere que me ponga?; creo que puedo ir a verLa, ¿Le apetece?; “Me gustaría que viéramos a Fulanito... pero si a Usted no Le apetece... fin de la historia; ¿Le apetece un masaje?; ¿En qué puedo servirLa, Señora?”.
¿Qué entiende o ve la sociedad?
La sociedad entiende poco. En realidad para entender determinadas conductas es necesario tener un código interpretativo, es decir, instrumentos para atribuirle significado a determinadas conductas. Si yo, como alguna vez hago, flexiono mi rodilla y beso su mano, alguien podría pensar que soy un barroco, un cursi o vaya usted a saber qué.
Esto confiere una ventaja: que no tengo problemas en hacer un montón de cosas. De hecho nos damos el gustazo de, aprovechando las escaleras mecánicas del metro, yo quedarme en el peldaño de abajo y mirarLa desde abajo. Y créanme si les digo que eso no tiene precio. Esa sonrisa que me tiene cautivo. Dulce prisión.
Lo mismo cuando vamos en el autobús: en ocasiones termino inclinado sobre ella, mirándola desde abajo. O no me doy cuenta y salimos a la calle llevando el collar. Problema: ninguno. Te pueden mirar un poco raro pero la gente no tiene los recursos para entender el significado de eso.
¿Viable?
Dicho directamente: si no lo consideráramos viable no le estaríamos apostando tan fuerte... y no me estaría, aunque sólo por un periodo, mudando. La viabilidad pasa por el respeto, la absoluta transparencia (este tipo de relación, en serio, requiere sinceridad y confianza máximas) y... el amor. Supongo que ésta es una gran ventaja pero el hecho es que nos queremos.
Pero quiero señalar que esto no es una relación vainilla con toques sexuales de Bdsm. Esto es una relación D/s. ¿En qué consiste una relación D/s en extrema síntesis? Bueno, eso no es fácil de explicar, pero voy a intentarlo brevemente.
¿Les provoca excitación sexual el Requiem de Mozart, la Capilla Sixtina, el cine de Hitchcock o las esculturas de Rodin? Bueno, pues a mi no me excita sexualmente apoyar la cabeza en el regazo de mi Ama, abrazar sus pies acariciándolos con mis mejillas o que me ponga el collar. Es más, hay ciertas prácticas “sexuales” del mundo Bdsm que a mi no me provocan excitación sexual pero que disfruto, y disfrutamos, tremendamente. Me provoca una sensación que recorre todo mi cuerpo y en ocasiones hacen que se me salten las lagrimas de la emoción.
Pero fuera de eso, ¿algo más? Sí: soy feliz viviendo en una relación en la que algunas cuestiones que me afectan directamente no dependen de mi. Como disfruto sintiendo que cada uno de los poros de mi piel le pertenecen, que soy feliz dejándome guiar por ella, descubriendo cosas juntos... por ello, en caso de que tengamos opiniones divergentes la regla es clara: decide ella. Incluso cuando ella decide que soy yo quien tengo que decidir.
Deseadnos suerte.
machi{AmAly}
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