miércoles, 19 de octubre de 2011

El contrato en el BDSM

Hace unos días fui testigo de la lectura y firma del contrato entre una sumisa y su Señora. Fué un momento emotivo e intenso, un momento esperado por ambas y que consolidaba una relación que he visto crecer, y a pesar de que no creo en la necesidad de formalizar un compromiso, tengo que reconocer que tener el privilegio de asistir a esta ceremonia me hizo reflexionar.

Quizá un contrato de este tipo sea mucho más que una formalidad, y puesto que no tiene ninguna validez legal en este caso, su significado radica en su simbología. Escribir un contrato como el de shura{DZ} implica conciencia... ser consciente de quien se es, de lo que se está haciendo, de lo que se quiere, de lo que se ofrece, del tipo de relación que se está estableciendo, y de las consecuencias y términos de su entrega. Aunque sospechosamente parecido al conocidísimo "... en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad...", me doy cuenta de que todo ritual que se vive desde el corazón deja una profunda huella. No se trata de pronunciar unas simples palabras protocolarias, sinó de una verdadera declaración de intenciones (y es que nuestra intención es lo único que podemos garantizar, y por lo tanto ofrecer).

Escuchando a shura{DZ} leer con voz trémula lo que había escrito, lo que había nacido de su noble visión de las relaciones dentro del BDSM, me sorprendí al descubrir que deseaba que alguien se expresara hacia mi en esos términos, que realmente un contrato te vincula emocionalmente y marca un antes y un después. Y es que, como dijo Dómina Zara al terminar.... "Ahora por fin la siento mía".... no creo que haya un sentimiento más hermoso para una persona Dominante...



2 comentarios:

  1. Gracias mi querida amiga y Señora Alyna!!
    Me la quiero, mucho, mucho;)
    Besossssss
    Dómina Zara

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  2. Señora... gracias a Usted por tanto privilegio: el de su amistad, el de su compañía, el de su Maestría, el de su ejemplo, el de su cariño, el de un segundo hogar, el de una segunda familia... qué más puedo decir, Señora, es un honor para mi.

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