martes, 13 de marzo de 2012

Juegos de rol: ¿el hábito hace al monje?

Está claro que cuando hablamos de disfraces, cada cual es libre de disfrazarse de lo que quiera, incluso de Presidente del Gobierno, y que cuando uno se disfraza lo hace con alguna finalidad, ya sea divertirse, ridiculizar, o empalmarse. Pero en todo caso siguen siendo disfraces.

La cuestión cambia un poco cuando se trata de vestirse según lo que uno cree, y en esa base podemos ver muchas corrientes en el vestir que son muy concretas, como la línea gótica, la punk, incluso la supersofisticada, que además de una imagen, encierran una forma de ver la vida.

En el juego BDSM la frontera entre realidad y ficción puede ser muy fina, y en un mundo donde la fantasía está tan presente, los símbolos son importantes. Estoy segura de que cuando alguien elige vestirse de chacha, de maestra, de militar, de enfermera, de bombero, de romano o de esclavo, es porque ello le ayuda a meterse en la piel de la fantasía que quiere representar, y esa es la parte lúdica del asunto.

Pero existe un trasfondo que no es tan lúdico, que forma parte de las influencias que recibimos, y es que esos disfraces llevan asociadas una serie de implicaciones sociales, históricas o funcionales. Por ejemplo, en el caso de los disfraces de militares, me extrañaría que alguien se disfrazara así y que su fantasía fuera hacer ganchillo. Es decir, la elección del hábito, aunque no hace al monje, le facilita el sentirse como si lo fuera. Así pues la elección del atrezzo es importante porque nos refleja.

Otra cosa distinta es lo que cada cual asocie a cada indumentaria. Para mi puede resultar entrañable ver a alguien vestido con pañales, pero para la persona que los lleve puede resultar ridículo, y eso no tiene porque ser malo en ninguno de los casos, simplemente que cada cual asocia los símbolos a características diferentes.

Pero la cuestión no está en lo que a cada cual le pone a la hora de jugar, a mi me preocupan otras cuestiones, como que detrás de ese disfraz se oculten actitudes que no pertenecen a lo que podemos entender como BDSM, ya que estamos siempre en una línea muy fina entre lo SSSC (Sano, Sensato, Seguro y Consensuado) y lo abusivo, y es que no hay que olvidar que durante un juego BDSM, dada su intensidad, dado que muchas veces exploramos lo inexplorado, podemos encontrarnos ante una situación que se salga del juego y pueda causar un daño a la/s persona/s que intervienen en él.

A veces un disfraz es simplemente eso, y puede que el hábito no haga al monje... pero para los demás puede parecerlo convincentemente.


4 comentarios:

  1. Una vez leí que el hábito no hace al monje pero le ayuda a recordar a qué y quién entregó su vida.

    Esa afirmación me sería válida en cuanto a lo que otras veces hemos hablado, claro que seguimos siendo lo que somos en pijama pero vestirme para El tiene un significado que aumenta, multiplica y expande el sentimiento sumiso.

    Sin embargo discrepo contigo en algo querida Alyna, verás soy una fetiche total de los uniformes, me producen un morbo tremendo y un hombre vestido de militar me inspira muchísimo, el intercambio de poder tras la figura del poder establecido por la fuerza y ante la indefensión me resultan altamente erótico. ¿quiere esto decir que comparto alguan característica pensativa con lo que el uniforme militar representa? NO, ni yo que lo disfruto ni mi Amo si lo usase pues ese tipo de personalidades me resulan obtusas y no las comparto.

    Complejo supongo pero fácil si lo piensas amiga.

    Es una cuestión de diferenciar realidad y rol ;)

    Me gustó tu entrada y sería un placer debatirlo por otros lares o en este mismo, a Tu Elección Señora.

    Muchos besos para Vos y también para Su sumiso que tengo ganas de verlo.

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    1. Preciosa angzalais :), pues en realidad diría que no estamos en desacuerdo (aunque esto pueda parecer un descuerdo en si mismo ;) ), porque eso mismo que dices es a lo que me refería yo, a que para ti un uniforme simboliza algo, y ese algo es lo que te atrae (en tu caso "el intercambio de poder tras la figura del poder establecido por la fuerza y ante la indefensión me resultan altamente erótico").

      Ahora me harás pensar en qué me atrae a mi de un uniforme (y me declaro, como tú, tremendamente fetichista de los uniformes, me ponen.. buff...).

      Eso no quiere decir que tengas que compartir la mentalidad de las personas que por su profesión o convicciones llevan uniforme (que bien seguro son variopintas y diversas), sinó a que esos uniformes significan diferentes cosas para cada uno, y que el problema puede surgir cuando los significados no son los mismos para las personas que comparten el fetiche en ese momento, o para quienes confunden fetiche con otras historias (y ahí también estamos de acuerdo).

      Besitosss para los dos!!

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  2. "...me declaro tremendamente fetichista de los uniformes, me ponen..."

    No quiero ser conflictivo Señora Alyna-que luego dicen que no tengo actitud-,pero yo estaría dispuesto a vestirme hasta de lagarterana con tal de "poner" a una Ama como ud.

    Na nit Alyna.

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    1. Jajaja espartaco, no me cabe ninguna duda de que vestirte de lagarterana sería cuanto menos toda una experiencia, y que si no me "pusiera" (que no es solo el uniforme, sino también la percha), por lo menos pasaría un rato divertido (por no decir tronchante) que también es bueno.

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