martes, 15 de noviembre de 2011

La educación de un sumiso

- Señora, edúqueme a su antojo, haga de mi lo que quiera.

Como muchas de las frases que se suelen intercambiar en este mundillo, ésta tiene su doble filo o su múltiple interpretación.

¿Educar en qué medida y para qué?

En una relación D/s se puede pensar que la parte Dominante puede diseñar y modelar a la parte sumisa a su imagen y semejanza, o a su gusto, pero ¿es realmente esto posible?¿cómo se consigue educar a un sumiso?¿tiene algún sentido?

Para responder a estas preguntas me planteo varios tipos de educación, a partir de la propia definición de educar:

educar
1. Desarrollar las facultades intelectuales y morales de una persona.
2. Dirigir, encaminar, adoctrinar.
3. Enseñar los buenos usos de urbanidad y cortesía.
4. Adiestrar o perfeccionar los sentidos.

a) Enseñar los buenos usos de urbanidad y cortesía:

Esta la hemos recibido todos en mayor o menor medida, y consiste en unas normas básicas de convivencia y de respeto, que en el caso de que brillen por su ausencia, con algo de esfuerzo, repetición y paciencia se pueden aprender.

b) Adiestrar o perfeccionar los sentidos:

Hacerse a las prácticas en el grado que satisfaga a la Dómina conlleva una adaptación gradual, una educación de la sensibilidad, explorando los umbrales y los límites. No todo el mundo nace con un umbral del dolor elevado, pero la buena noticia es que hasta cierto punto puede incrementarse, y lo mismo puede suceder con otras prácticas que impliquen dilatación o resistencia, que el cuerpo se adapta en cierta medida.

c) Dirigir, encaminar, adoctrinar - la Educación adaptada:

A partir de esta base la parte Dominante puede tener unas preferencias personales en cuanto al tratamiento en privado o en público, sobre determinadas acciones (como caminar por delante, por detrás, abrir puertas, etc, la mayoría recogidas en el manual del perfecto caballero, y es que siempre digo que siendo un caballero se va a todas partes), o actitudes (tono, posturas, mirada...).En este caso el sumiso aprende aquello que puede complacer a su Dominante, se adapta en cuanto a lo que se puede esperar de su respuesta y actitud.

d) Desarrollar las facultades intelectuales y morales de una persona:

Esta fase de la educación, para quien quiera abordarla, puede implicar cambios en las creencias de la persona sumisa, asumir una nueva visión, abrir la mente a nuevas formas de pensamiento.

¿Es realmente esta educación posible?

Para algun@s Dominantes la educación no tiene porqué incluir todas las acepciones del concepto y se quedarían en los dos primeros, incluso una parte del tercero y con paciencia éstos son perfectamente asumibles. Pero para los que se sumergen en la modificación de la conducta pueden encontrarse con algunas sorpresas, y es que un hábito puede cambiarse en tres semanas (eso aseguran los expertos), pero cuando se trata de un rasgo de la personalidad entonces nos metemos en terreno resbaladizo.

Por poner un ejemplo: si queremos que nuestro sumiso nos diga "Señora" detrás de cada frase, hará falta recordárselo las primeras cien veces (con suerte algunas menos), pero al final se queda grabado en el subconsciente y sale sin más, cosas del condicionamiento. Pero pongamos que nuestro sumiso es de los impuntuales, o de los poco atentos, o despistado, o rebelde. Intentar cambiar un rasgo de la personalidad produce cierto grado de frustración a la larga, ya que la persona tiene que pasar a ser algo que no es, y que no será cuando no esté en nuestra presencia. Es decir, cuando esté con su Dómina se esforzará en ser todo eso que no es, pero a la larga no es más que una actuación, no es un cambio real, y producirá un elevado número de reincidencias.

Si además intentamos que la parte sumisa vea la vida como la vemos nosotr@s, que asuma nuestra forma de entenderla, que la acepte, que se adapte a ella incluso dejando atrás sus propias creencias, entramos en un terreno aun más resbaladizo. Esta clase de cambios, para que sean profundos, deben proceder de la confianza, de la admiración, de la comprensión y del razonamiento, nunca de la imposición. Se trata de mostrar y convencer, y eso no resulta sencillo.

¿Cómo se consigue educar a un sumiso?

He defendido desde un principio que los castigos no son útiles en el caso de la educación de las personas adultas, y que solo en el caso de no tener discernimiento puede conseguir algún resultado. Para mi, el tener a una persona a mi lado constantemente insegura porque teme equivocarse a cada paso no es el tipo de relación D/s que quiero tener.

No hay que confundir el castigo con aquellos juegos que lo parecen, porque un castigo tiene como motivación corregir una conducta indeseable, y por lo tanto no debería resultar agradable, por definición. Intentar cambiar a alguien a través de los castigos produce el efecto contrario, una rebeldía que al final deteriora la relación.

Desde mi punto de vista, la manera de educar es a través de la aprobación del esfuerzo, de la apreciación de los cambios que se vayan realizando. Creo que ya no se lleva lo de "la letra, con la sangre entra", y que se puede conseguir mucho más con cariño y constancia.

¿Pero tiene sentido educar a un sumiso?

Creo que esta es la pregunta clave. Toda relación conlleva una adaptación, y en una relación D/s esto es aún más marcado. Por supuesto que algo básico, como el tratamiento, o un cierto protocolo en privado y en público, ayudan al sumiso a sentirse más cómodo, más a gusto sabiendo que complace a su Dominante.

Pero en el caso de querer cambiar a la persona, yo diría que además de resultar muy costoso puede llegar a ser un fracaso. Sólo cambia quien quiere cambiar, y eso sucede de forma natural, sin que nadie se esfuerce en ello. Por supuesto que la parte sumisa puede cambiar, incluso transformarse, pero no será por la voluntad de la parte Dominante, como mucho será por su influencia, porque realmente con el ejemplo convenza a la otra persona de que vistas y hechas las cosas de otra manera se puede vivir o ser mejor. Entiendo que quien aprecie realmente a su sumis@ estará interesad@ en conocer bien como es, como piensa, como siente, y que aprovechará ese potencial para convertir al sumiso en la mejor versión de si mismo.

Pero si son tantos los cambios que hay que hacer para que la parte Dominante se sienta satisfecha, mi recomendación es pensárselo dos veces, y quizá esa relación no vaya a ninguna parte, o quizá pueda vivirse sin profundidad, que es también lo que buscan algunos. En todo caso es importante que haya un alto grado de honestidad entre ambos y cada uno consigo mismo, para saber si es posible hacer avanzar una relación entre ambos, porque una relación que no avanza es una relación que perece.


3 comentarios:

  1. NO ha podido ser mejor explicado. Mis felicitaciones.

    Tres soluciones: el/la dominante se busca a alguien más acorde con sus necesidades, si no es posible pone mucho esfuerzo en amoldar a quien desea y finalmente sólo se vive el momento, que para todos los gustos hay.

    Encantada de haberte leído.
    Saludos!

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  2. Buenos dias Señora ,

    Se me ocurren tantas cosas para contestar punto por punto que no quiero ni empezar porque temo no acabar y además,estoy en el curro,entrando furtivamente.


    Yo sólo diré que todos los individuos tienen todas las dimensiones,incluida la sumisa.

    ¿Qué es para mí una Ama..?

    Aquella persona que sepa potenciar en mí esa dimensión;aquella que sea capaz de someterme,de convertirme en su perro,de hacerme sentirme como en el fondo me siento y cuanto más me haga sentirme así,más dichoso me sentiré.

    Pero no tengo claro que la dicha nuestra sea la dicha de ustedes.

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  3. espartaco, es un placer leerte de nuevo :). Yo también pienso que cada ser humano tiene todas las dimensiones a su alcance y que desarrolla aquellas con las que se siente a gusto. En mi caso no me siento bien en la dimensión sumisa, y quizá sea por eso que cuando estoy con una persona sumisa se acentúa mi faceta Dominante, porque se complementan.

    Hay una dicha básica, sea en el rol que sea, y es la satisfacción de poder mostrarnos y ser aquello que sabemos que somos. A partir de ahí, lo que causa la dicha a cada cual puede ser muy particular, pero entiendo lo que a ti te hace dichoso, y te agradezco que lo hayas compartido aquí.

    Un afectuoso abrazo

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