jueves, 10 de noviembre de 2011

Ni putas ni diosas: acerca de la relación entre FemDom y feminismo.

"Femdom y feminismo no son desde luego la misma cosa. Y habría que entender de manera muy extraña tanto uno como otro para defender lo contrario.

Sin embargo... cuando el río suena, agua lleva. Me explico. Lo que me parece es que para creerse algunas cosas del FemDom es necesario creerse algunas cosas del feminismo. Por supuesto, feminismos hay muchos. Pero aquí me quiero referir a lo que parece el núcleo mínimo de cualquier feminismo: no sólo que las mujeres gozan de iguales derechos, sino que gozan de la misma dignidad y autonomía. Mejor dicho, que deben gozar de la misma dignidad y autonomía (y de los mismos derechos, claro).

Dignidad es una palabra muy “grande”, y es mejor si me deshago de ella. Quedémonos con autonomía. Por autonomía normalmente se entiende la capacidad de poder dictarse las propias normas, es decir, el conjunto de normas (normalmente morales) que uno se dicta o elije para si mismo. Nuestros planes, lo que queremos y deseamos hacer.

Esto, se me dirá, puede ser verdad para el caso de las Dóminas, pero claramente no sería verdad para las sumisas. Eso si me permitís lo dejo para otra ocasión. Ahora quiero decir porque me parece que es necesario ser un poco feminista (en el sentido antes mencionado) para creer en el FemDom. Para entender el punto lo mejor es pensar cuando una persona no es autónoma. Una persona no es autónoma precisamente cuando la influencia material o psicológica que ejercen otros sobre ella es tal que no le permite elegir sus propias normas.

Se dirá, que este no es el caso de las Dóminas: son ellas precisamente quienes dictan normas, y no solo para ellas. Pero vean con atención damas y caballeros: ¿se puede condicionar tanto a una persona Dominante hasta el punto de recortar su autonomía? Yo creo que sí, y no me estoy refiriendo precisamente a los “límites”. Me estoy refiriendo, si de límites queremos hablar, a la ausencia de un cierto tipo de límites. En concreto, al hecho de hacer que la Dómina no sea más que eso: una Dómina.

¿Qué se espera de una Dómina? Se esperan multitud de cosas: imágenes de la feminidad que van desde la femme fatale, a la guerrera, la reina, la heroína, la diosa, la protectora, la bruja, la encarnación del espíritu de la naturaleza y, por supuesto, la puta. Todos roles extremos que no permiten tener otra identidad. Dicho más sencillamente: las Dóminas tienen que serlo siempre, no tienen descanso.

Eso se llama heterodeterminar a otra persona: cuando el ambiente es tal que no se permite a una persona no cumplir con o satisfacer determinadas expectativas. Desde luego, la Dómina puede elegir no mantener todo el tiempo un determinado rol. El problema viene cuando lo que se encuentra como contrapartida al “abandono” momentáneo del rol es el reproche o el abandono en sentido estricto por parte de la otra parte.

¿Pero no va precisamente esto del D/s de hacer que el otro (la Dómina) sea precisamente una reina o una diosa, y todo el tiempo? Yo creo que no exactamente. Si de D/s estamos hablando, entonces la persona Dominante tiene que tener la posibilidad de autodeterminarse, es decir, de elegir qué quiere ser en todo momento. Y eso es solo posible si la otra persona no exige permanentemente tener enfrente a una Dómina, sino a quien esa persona (la Dómina) desee ser en cada momento.


Desde luego, D/s no es lo mismo que dejar que la otra persona sea autónoma. Pero desde luego el respeto está en la base del Dominante.

En otro caso, si la persona no es autónoma sino puramente heterónoma – es decir, si no elige sino que le viene permanentemente exigido su rol dominante (bajo pena de abandono psicológico, emocional o directamente físico) – en realidad esa persona se convierte en un medio para la satisfacción de la otra persona (el/la sumisa).

Una vez leí de una gran persona que no era el medio de satisfacción de otras, y que no quería ser idealizada. También que le resultaba extraño que alguien dijera que quería que fuera su Dómina de tres a cinco, pero nada más que eso.

El punto es exactamente ese: si la persona Dominante no cumple con las expectativas, adiós. Eso, por mucho que pueda haber de 3 a 5, es heterodeterminación de la otra persona. Simplemente, pretender determinar a la otra persona, hacerla ser lo que nosotros deseamos que sea."

machi{AmAly}


2 comentarios:

  1. Poco se puede añadir a lo que describes...salvo que las personas jueguen el rol que jueguen, no son medios sino fines en si mismas. Tu y yo sabemos que es precioso comprobar las reacciones que podemos provocar en el otro jugador..pero lo que hace realmente bonito a jugar duro es no perder de vista la persona que hay detrás del rol.
    Tu blog es muy interesante.

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  2. Muchas gracias lavacamejor :), en este caso las palabras y reflexiones no son mías, sinó de machiavelli, una mente pensante afín a la mía, de quien leereis más artículos.

    Estoy de acuerdo contigo, en el momento en el que olvidamos a la persona que hay detrás del rol todo se vuelve indefinido, porque precisamente la riqueza radica en esa individualidad, en que las reacciones son diferentes en cada persona, en que diseñamos un juego pensando en alguien muy concreto, alguien a quien conocemos o estamos conociendo.

    Gracias por tu aportación, también es muy interesante :).

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Se agradecen los comentarios