sábado, 5 de noviembre de 2011

¿Comunidad o fondo de armario?

Somos seres sociales... unos más que otros... y parte de la aceptación de uno mismo radica en encontrar aceptación a nuestro alrededor. Se puede crecer en un ambiente hostil, pero las ramas se formarán retorcidas por la falta de cariño, por los múltiples intentos de encontrar la luz. 

Toda comunidad se forma a partir de compartir afinidades, ideales, circunstancias, o quizá únicamente un lugar y un momento de la historia. Se puede pertenecer sin quererlo a una comunidad, como por ejemplo siendo de una raza concreta o naciendo en un lugar determinado. Pero hay otra clase de comunidades que se forman alrededor de un núcleo, de algo que nos llama desde muy adentro.

No hay nada tan fuerte y a la vez tan vulnerable como la propia identidad, el quienes somos, y por proteger ese pedacito de nosotros somos capaces muchas veces de pretender ser quienes no somos, de mostrar un disfraz que a duras penas cubre nuestro miedo a ser descubiertos. Ese mismo miedo es el que hace que escondamos en el fondo del armario todo aquello que nos gustaría ser y que no nos atrevemos a aceptar por miedo a ser rechazados por la gente que nos rodea, y más importante aún, por la gente a la que queremos.

Quizá es que no hemos perdido de vista que cuestiones como filiación política, creencias religiosas, raza, clase social o género supusieron en el pasado una base aparentemente legítima para algunos de rechazar aquello que se consideraba "incorrecto", "peligroso" o simplemente diferente. Pero estamos en un momento distinto, uno en el que no nos espera un pelotón armado en la puerta, y aún así seguimos escondiéndonos.

Varias personas me han dicho cosas tales como... "no, yo esto lo vivo en la intimidad de mi dormitorio"... "no, no soportaría que se enterara mi familia".... "si esto se supiera sería mi fin".... "yo no soy así, solo que me da morbo jugar a serlo"... "esto es solo un juego sexual, nada más"... "nadie tiene porque saber lo que hago en la intimidad"... y cada cual es libre de plantearlo como quiera, y de vivirlo como pueda, pero lo que yo leo es: "este es mi secreto, porque si alguien se enterara me moriría de la vergüenza, o cambiaría mi vida".

¿Y de qué hay que avergonzarse? Es como decir que alguien tiene que avergonzarse de ser alto, o bajo, o rubio, o moreno, de gustarle más el dulce que el salado, de preferir el mar a la montaña, de ser cariñoso o de ser huraño.... el quienes somos es quizá lo más importante que tenemos, lo único que queda cuando no nos queda nada que llevarnos a una isla desierta.... y así nos sentimos cuando descubrimos que una parte de nosotros no se ajusta a lo establecido como normal, como náufragos en una isla.

Hasta que un día, sin saber muy bien como, tropezamos con algo, con alguien, o sentimos la necesidad de buscar, o de definir un poco más qué es lo que nos sucede, en un intento de justificar ese posible "error" de la naturaleza... y al lanzar botellas al mar, cual es nuestra sorpresa al recibir respuesta... "sí, sé de qué me hablas, yo soy como tú". Y este momento puede cambiarlo todo. Podemos decidir que en nuestra isla vivimos bien, nadie nos dice qué está bien o mal, es nuestra república independiente. Pero esa sensación de inadecuación no desaparece, sigue estando justo en el límite de la isla.

Para algunos se produce un sentimiento de rabia por tener que disimular, que fingir, y se dan cuenta de que su vida tiene poco de auténtica, porque cuando aprendes a ocultarte, hay mucho que ocultar. Y ocultar algo requiere estar siempre alerta, vivir en la clandestinidad, en un estado de angustia que nos consume. ¿Y cómo se puede salir de este estado?¿dónde encontrar el valor para abrir esa puerta?

Mucho se ha dicho sobre si es peor para un rol que para otro, para un género o para el otro, pero la verdad es que todos, sin excepción, al final han de tomar la decisión de mostrarse al mundo, aunque sea al mundo virtual de internet. Y entonces te das cuenta de que otras personas antes que tú han dado esos pasos, se han internado en un mundo del que se sienten partícipes, y que en algunos casos incluso se han dado a conocer... y entonces te das cuenta de que no se ha quemado, ajusticiado, encerrado, o decapitado a nadie por mostrarse abiertamente, por decir "así soy yo... así lo vivo".

Superar la vergüenza o la culpa es un precio irrisorio comparado con la libertad de poder salir a la calle con la cabeza bien alta, y a ese sentido de libertad contribuye la comunidad como yo la entiendo. 

Una comunidad no garantiza que todos sus miembros estén de acuerdo en todo, ni siquiera que vean las cosas de la misma manera, no nos vuelve extrovertidos o agradables si no lo somos. Pero nos permite tener un espacio en el que no nos sentimos extraños o inadecuados, sino totalmente expuestos, desnudos, libres de falsas vestiduras. Dentro de la comunidad lo incomprensible resulta comprensible, lo inaceptable es no solo aceptado sino promovido, y sirve como base para explorarnos en compañía de otras personas que, como nosotros, están en su propio camino de descubrimiento. Una comunidad acoge, como si de una familia se tratara, y como en todas las familias hay matriarcas, patriarcas, herman@s mayores, menores, los tíos lejanos, las ovejas negras, los descastados, los que siempre organizan las comidas familiares, los que se tienen manía y los que se adoran. Y toda comunidad se forma alrededor de un núcleo, que puede ser un lugar o una/varias persona/s... y frecuentemente se trata de una mezcla de ambas cosas.

En este sentido, para mi ha resultado muy importante el encontrar un grupo de personas asiduas a determinados lugares (comunidades web, locales, chats...), personas que con su continuidad le han dado peso, sentimiento, calidez, a lo que podría haber considerado simplemente una forma de vivir la sexualidad, y la ha transformado en algo más, en parte de mi identidad, en parte de mi manera de ver la vida, algo que antes no me había planteado. 

La necesidad de pertenecer no es exclusiva de la sumisión, todos necesitamos sentir que pertenecemos a algo, que formamos parte de algo más allá de nosotros mismos, eso da significado a nuestras vidas por encima de sobrevivir en el día a día. De qué queremos formar parte dice mucho de nosotros, y porqué queremos formar parte de ello, también.

Por supuesto el grado de implicación de cada cual es una decisión individual, en una comunidad hay quien está en todas partes y quien observa desde su rincón, y todas las posiciones son válidas, y es que lo importante es formar parte de la comunidad, cada cual con su personalidad... y sobretodo ser consciente de que se forma parte de una comunidad. Dicen que sólo en momentos de crisis o de peligro es cuando verdaderamente se saca lo mejor y lo peor del ser humano, pero a mi me gustaría no tener que llegar a ello, sinó darnos cuenta de que formamos una Comunidad, así, con mayúsculas, y que cuando nos reunimos en cenas y quedadas en cierta forma reivindicamos nuestro derecho a existir, a expresarnos, a encontrarnos, y que de nosotros depende que esta Comunidad siga creciendo, apoyando a quien se acerca con sinceridad, respetando las diferentes visiones, y como suelen hacer las familias, reuniéndonos alrededor de la mesa el día de Navidad

El fondo del armario puede ser seguro, pero con el tiempo resulta incómodo, enclaustrante, y nos espera un mundo de oportunidades y descubrimientos cuando decidimos abrir la puerta.... y es muy de agradecer cuando hay varias manos amigas que te esperan para no dejarte caer al suelo.... Y es que no hay mayor límite que el que nos imponemos a nosotros mismos, ni mayor satisfacción que la propia aceptación.


3 comentarios:

  1. Ama Alyna:
    Su post me ha parecido de lo mas interesante.
    El contar con una Comunidad, nos reafirma nuestra identidad, nos fortalece, nos contiene.
    La pertenencia social es una necesidad humana, sin duda.
    Aunque este concepto me parece muy valido e incluso ideal, porque no siempre se tiene acceso a una Comunidad BDSM seria. Actualmente cualquiera que haya visto un video o alguna lectura de este tema, le resulta facil colgarse un titulo de Am@ o sumis@ sin tener los minimos conocimientos o etica que se requiere.
    Por otra parte, mas que necesitar suministros narcisisticos del exterior para reafirmar nuestra identidad o valor, me parece mas importante la autoaceptacion.
    Y en mi particular perspectiva, no es necesario informar a mi entorno familiar, laboral o social si prefiero usar bragas rosas o negras.
    Existe algo llamado intimidad, que se da entre dos o mas, si se prefiere.
    Si este mundo no se rigiera por las apariencias o los prejuicios todo seria diferente, sin duda.
    Cuando no se cuenta con una Comunidad seria, lo que queda es el petit comite, los blogs...
    Y por cierto se puede gozar o no con ese oscuro encanto del secreto siempre y cuando no nos limite ni nos frustre.

    Con todo mi respeto
    lilith {T}

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  2. Muchas gracias por tu aportación lilith{T}, sobretodo añadiendo ese matiz de Comunidad seria, porque es verdad que no a cualquier grupo le daría la consideración de comunidad. Y por supuesto vivirlo en la intimidad es tan válido como publicarlo a los cuatro vientos, siempre que sea una decisión que no provenga del miedo, sinó de una preferencia personal. Tener conciencia de uno mismo es lo que permite tomar decisiones con libertad, sea cual sea la forma en la que éstas se expresen. Un afectuoso abrazo :)

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  3. La autoaceptación radica en tener un entorno que la promueva. Si ese entorno social no existe sí, puedes llegar a autoaceptarte, pero a costa de luchar día sí y día también contra el mundo. Y, todos lo sabemos -o lo imaginamos, por lo menos-, cansa muchísimo pelear siempre y no encontrar a nadie que te diga "oye, ya no es necesario".

    Respecto a lo de las bragas -que me ha resultado un apunte curioso e interesante-, es lógico que no tienes por qué informar a tu entorno de qué bragas llevas, pero si tu entorno empieza a etiquetarte, a señalarte, a apartarte por llevas las bragas rosas o negras ya me dirá, lilith{T} -con todos mis respetos- cuanto tiempo puede uno tardar en cambiar de bragas.

    shura{DZ}

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