Arrodillarse es un acto cotidiano del ser humano, aunque no lo es tanto cuando se refiere a arrodillarse delante de alguien. Hay muchas circunstancias para hacerlo, pero sólo en algunas tiene un significado más allá de lo puramente funcional.
Diferencia entre arrodillarse, genuflexión y prostrarse
tr. Hacer que uno hinque la rodilla o ambas rodillas.
prnl. Ponerse de rodillas
genuflexión
f. Acción de doblar la rodilla como reverencia
postrarse
1. tr. Rendir,derribar.
2. prnl. Arrodillarse o humillarse a los pies de otro en señal de respeto o de ruego
Según las definiciones de la RAE, arrodillarse obedece a un mero acto funcional cuando la acción que llevamos a cabo requiere que pongamos las rodillas en el suelo (por ejemplo, para recoger algo que se cayó debajo de la cama, o para atarle los cordones de los zapatos a un niño, aunque en este caso es más habitual ponerse en cuclillas). Esta claro que cuando se pretende añadirle una intencionalidad, en este caso de reverencia, respeto o ruego, hablamos de otras acciones que también conllevan el estar de rodillas, como son la genuflexión o el postrarse.
Pero ¿de dónde viene ese significado?
Según diversas versiones, este gesto simbólico tiene su origen en la religión, como una forma de adoración a Dios, tanto en la cultura islámica como en la cristiana, no existiendo este elemento por ejemplo entre los griegos y otras religiones.
Durante la Edad Media confluyeron dos interpretaciones que se interrelacionaron, ya que al mismo tiempo que se introducía la genuflexión en la liturgia cristiana, como una derivación de la inclinación reverente tradicional, se institucionalizaba la ceremonia de subordinación de vasallaje, mediante la inclusión de las manos del vasallo en las manos del señor, acompañada en según qué casos de genuflexión para dar más acento a esta señal de sumisión de un hombre a otro.
Hasta aquel momento la genuflexión parece que no tenía mucha aceptación, porque recordaba a la humillación que Jesús sufrió en manos de los judios en su martirio hacia la cruz, y al parecer fue poco a poco aceptada por el uso que de la genuflexión hicieron los caballeros, que debido a sus pesadas armaduras tenían dificultades para inclinarse reverencialmente.
Así pues, de este origen podemos deducir que arrodillarse, hacer una genuflexión o postrarse delante de la persona Dominante tiene reminiscencias de estos antecedentes, en concreto: respeto, reverencia, vasallaje, adoración y obediencia. Hay que añadir un pequeño matiz, y es que en ambos casos esta sumisión tiene su correlación en la parte reverenciada, ya que tanto Dios como el señor feudal se suponía que cuidaban de sus vasallos.
Hay una tercera vertiente de significado referente a la postración, y esta nos viene de la naturaleza, en la que algunos animales adoptan esta postura ante el ataque de un contrincante en clara superioridad, como señal de aceptación y rendición ante esta condición.
¿Qué nos aporta este gesto?
Llegados a este punto hay que preguntarse porqué este gesto y no otro es el que se ha adoptado como señal de reverencia, y aparte de lo que ya he comentado, existe alguna teoría muy curiosa en la que se compara el prostrarse arrodillado con la posición fetal, y que de esa manera, el estar en esa posición nos haría sentir seguros, recogidos, y por lo tanto en un estado interior receptivo a la presencia de Dios, y en este caso del Dominante, siendo así un símbolo más de entrega y adoración.
En el caso de la genuflexión, permite mantener un cierto grado de verticalidad, que se asimila a la dignidad personal, considerándose más bien un símbolo de revencia y respeto.
Habría que añadir que en el caso de la D/s, se le puede suponer un tercer matiz que sería el de la humillación, en aquellos casos en los que lo que se pretende es doblegar el orgullo de la persona sometida (en este caso diferenciaría entre sumisión y sometimiento, diferencia que comentaré en otra entrada). Parte de esa humillación estriba precisamente en tener que someterse a otra figura superior, doblegándose a su voluntad.
En el caso de la posición de rodillas, también se le asocia un significado de penitencia, de petición de misericordia, de remordimiento además del recogimiento, y en este caso se diferencia por la posición hundida de los hombros, respecto a la posición más erecta que se tiene al orar o al besar la mano de la persona Dominante.
Como se hace
Podría parecer que arrodillarse es algo innato que todo el mundo sabe hacer, pero lo cierto es que he visto peligrar más de una rodilla porque la persona se dejaba caer al suelo sin más. Y es que no es tarea baladí hincar las rodillas y mucho menos intentar permanecer en esa posición durante un periodo de tiempo relativamente largo.
Para quien lo haya probado, ya sabréis que las rodillas duelen a los pocos minutos permaneciendo en esa posición, y ya no digamos el andar de rodillas.
Para mi, en estos casos, prima la seguridad más que la incomodidad (sí, ya sé que queda muy bonito eso de entregar el sufrimiento a la parte Dominante como muestra de devoción, pero es que eso para mi es tan, como lo diría... tan parecido a ciertas doctrinas religiosas, que me rechina un poco). Por eso recomiendo el uso de cojines, rodilleras, etc, que puedan proteger esta delicadísima parte de la anatomía de un sumiso.
¿Porqué? Para empezar, si alguien se ha hecho esta pregunta puede ser por dos razones: la primera, porque realmente le importe saber como pueden resultar dañadas las rodillas si se efectúa un gesto tan innato en el ser humano, y la segunda, que alguien se pregunte porqué le tiene que importar si alguien se destroza las rodillas, pensando en que ese es su problema.
Para los del primer grupo, he encontrado un interesante artículo escrito por un practicante de artes marciales, concretamente de Aikido, que habla de la posición reverencial de sentarse denominada Seiza,de donde os resumo el contenido y os dejo el enlace para quien quiera los detalles.
En esta posición, la rodilla está más abierta y por la posición de los pies, los ligamentos laterales están más relajados, dejando a la rodilla en una cierta inestabilidad peligrosa.
Aparte del dolor a nivel ligamentoso, también hay que tener en cuenta que debajo de la rótula hay una zona de grasa que hace de almohadilla a la hora de apoyar la rodilla en el suelo, y que se dice que los orientales están más preparados que nosotros, ya no solo porque se entrenan desde pequeños para adoptar esta posición, muy habitual entre ellos, sino porque existe una adaptación fisiológica, creando más depósito de grasa justo en esa localización.
Si además tenemos en cuenta el sobreesfuerzo que realizan los músculos implicados, que a su vez tiran de los ligamentos, y que necesitan de un entrenamiento constante para elongarse y alcanzar la elasticidad adecuada para mantener esta posición con comodidad, pues podremos entender porque se quejan tanto nuestros sumisos al cabo de unos minutos.
Posición de Seiza, un ejemplo de como estar de rodillas sin morir en el intento
Seiza se traduce por "correcta manera de sentarse", y por ello es la forma tradicional de sentarse en Japón.
Además del respeto a la etiqueta y las formalidades que ello supone, también tiene beneficios a nivel físico, ya que ayuda a desarrollar la fuerza y el dominio de las caderas, una postura correcta y recta, refuerza y fortalece los músculos de la espalda y piernas, la elasticidad de las articulaciones de rodilla, tobillo y dedos de los pies, desarrolla nuestra habilidad al desplazarnos y ayuda a centrar y armonizar la energía.
A nivel emocional, es una forma de sobreponerse a los miedos generalizados de la vida y es una forma de meditación, en la que nos concentramos en la posición para abrir la mente a lo que nos rodea. En otras palabras, seiza es un método para crear una brecha en la ilusión de cada día de nuestras vidas. Cuando nos sentamos, el infinito ciclo de pensamientos se rompe y estamos más abiertos a la llegada de nuevas ideas.
Para sentarse correctamente de rodillas en la posición Seiza, se siguen unos pasos, y para ello más vale una imagen que mil palabras:
Lo ideal sería tratar de sentarse en Seiza por alrededor de 30 minutos al comenzar la mañana y a la noche. Se comienza la práctica en periodos cortos de tiempo hasta que las piernas se vuelvan más flexibles y la circulación mejore. Si las piernas comienzan a adormecerse, levantar las caderas para permitir la circulación. Como alternativa se puede doblar una sábana o algo similar y colocarla entre las piernas para separar la cadera de los talones, o usar un cojín hasta que los músculos y tendones se acostumbren a la posición. Es de esperar una pequeña cuota de dolor pero no hay que convertir esto en un test de resistencia.
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Además del respeto a la etiqueta y las formalidades que ello supone, también tiene beneficios a nivel físico, ya que ayuda a desarrollar la fuerza y el dominio de las caderas, una postura correcta y recta, refuerza y fortalece los músculos de la espalda y piernas, la elasticidad de las articulaciones de rodilla, tobillo y dedos de los pies, desarrolla nuestra habilidad al desplazarnos y ayuda a centrar y armonizar la energía.
A nivel emocional, es una forma de sobreponerse a los miedos generalizados de la vida y es una forma de meditación, en la que nos concentramos en la posición para abrir la mente a lo que nos rodea. En otras palabras, seiza es un método para crear una brecha en la ilusión de cada día de nuestras vidas. Cuando nos sentamos, el infinito ciclo de pensamientos se rompe y estamos más abiertos a la llegada de nuevas ideas.
Para sentarse correctamente de rodillas en la posición Seiza, se siguen unos pasos, y para ello más vale una imagen que mil palabras:
Lo ideal sería tratar de sentarse en Seiza por alrededor de 30 minutos al comenzar la mañana y a la noche. Se comienza la práctica en periodos cortos de tiempo hasta que las piernas se vuelvan más flexibles y la circulación mejore. Si las piernas comienzan a adormecerse, levantar las caderas para permitir la circulación. Como alternativa se puede doblar una sábana o algo similar y colocarla entre las piernas para separar la cadera de los talones, o usar un cojín hasta que los músculos y tendones se acostumbren a la posición. Es de esperar una pequeña cuota de dolor pero no hay que convertir esto en un test de resistencia.
Cuando se termine o cuando las piernas requieran alivio, inclinarse hacia adelante y apoyar la frente en el suelo mientras se mantienen las caderas en los tobillos. Colocar las manos con las palmas hacia arriba en el suelo al costado de sus cabeza, y levantarse un par de pulgadas. Esto simboliza una apertura (y aceptación) a lo que el mundo pueda ofrecernos. Respirar en esta posición por un corto tiempo antes de sentarse nuevamente luego de períodos de práctica prolongados.
Para mi es una forma beneficiosa de adaptar el conocimiento de otras culturas a nuestras prácticas y deseos, teniendo además la tranquilidad de que estamos previniendo lesiones y favoreciendo la buena salud de la persona que tenemos en nuestras manos.
Más información
Ceremonia de Vasallaje: http://www.ucm.es/info/nomadas/17/daviddominguez.pdf
Relajación en posición fetal:
Seiza: