miércoles, 11 de enero de 2012

La ansiedad de la búsqueda


Para algunos el BDSM es un juego sexual, una salida de tono de tipo morboso, una sobreestimulación de los sentidos, una intensidad provocada y consciente, pero para otros puede ser el principio de un calvario.

Para quien no juega a ser un esclavo sexual, la llegada al mundo del BDSM puede provenir de las profundidades de sus entrañas, una búsqueda indefinida de una felicidad incierta, de un saber que nos falta algo pero no saber muy bien el qué, y encontrar en el entorno del BDSM algunas pistas de lo que podría llegar a ser. Y es que existen muchos caminos que nos llevan al autoconocimiento, y ninguno de ellos está exento de dificultades, y éste tampoco. Puede que todo nazca de una necesidad de sentirse dominado, sometido, y aunque podríamos discutir largo y tendido sobre lo que esto significa, en el fondo hay una necesidad de entregarse. Pero ¿entregarse a qué, a quien o el qué?

Buscando las respuestas a estas preguntas quizá la más evidente sea la de "a quien": una persona Dominante. Hasta aquí parecería lógico que si alguien necesita sentirse dominado requiera de alguien que le domine. Y empieza la búsqueda de Am@ a quien ponerse a sus pies, una tarea árdua si tenemos en cuenta que aun no tenemos claro qué necesitamos entregar o encontrar, y es que sin tener claro lo que somos dificilmente podemos ofrecernos de forma efectiva. Los ofrecimientos genéricos generan desconfianza por no saber qué se va a encontrar, y es que no es plato de gusto iniciar una relación con alguien y darse cuenta de que lo que se parecía ser en realidad no se es. 

También es cierto que detrás de un ofrecimiento hay también una necesidad de encontrar y de recibir (no me vale eso de que "lo único que quiero es que sea feliz"). Debe haber un equilibrio entre dar y recibir, y no creo que alguien pueda estar en una relación en la que solo da sin recibir nada (y que conste que no hablo de "recibir algo a cambio", que es algo interesado). Cuanto menos, cuando alguien se entrega merece que se le valore esa entrega (valorar = apreciar).

Ahora bien ¿qué es lo que entregamos realmente?¿de qué tipo de entrega hablamos? Se habla de que en las relaciones BDSM hay una persona que decide y otra que obedece, también se habla de cesión de poder, incluso de cesión de la voluntad. Y yo diría que lo que en realidad entregamos es nuestra confianza: la confianza en que la otra persona nos ayudará a definir eso que buscamos, a sentirnos plenos, realizados, y sobretodo, a sentirnos libres. 

A partir de aquí puede que surjan otros sentimientos o no, dependiendo de muchos otros factores que no voy a exponer ahora, pero por lo pronto me limitaré a una primera aproximación, la búsqueda básica: ¿a qué me estoy entregando?

Esta es la parte más complicada de definir incluso sintiéndola en toda su intensidad. Es cuando alguien siente que todo su ser pertenece a otra persona, un sentido de posesión que no acota sinó que expande nuestra sensación de ser libres (si no se acompaña de esta sensación de libertad estamos ante otro concepto distinto de propiedad, obsesivo y restrictivo). En esa libertad nos sentimos aceptados, comprendidos, exentos de pecado y de culpa, sentimientos que arrastramos de una religiosidad represiva, sentimos con intensidad que estamos vivos, más allá de sensaciones sensuales y sexuales extremas, pero es esa vibración vital, esa expansión de nuestro concepto de nosotros mismos lo que andamos realmente buscando, y que centralizamos en una relación.

Por eso es absolutamente normal sentir la ansiedad propia de esta búsqueda, porque es un camino, un proceso, uno para el que necesitamos de una mano amiga (o dos ;)), que requiere de nuestra parte muchísima confianza en la otra persona, ya que exponemos lo más íntimo de nosotros mismos (que no son los genitales, ni el cuerpo, ni siquiera la mente... es la desnudez de nuestra vulnerabilidad). No es posible confiar en todo el mundo o en cualquiera hasta ese grado, y por eso esta parte del proceso puede convertirse en un calvario de ilusiones y desilusiones, y con mucha facilidad se puede caer en la amargura y en el reproche a la humanidad en general, y porque no, en maldecirnos a nosotros mismos por tener esa necesidad de buscar.

Esto no se elige, es una llamada interior ineludible. No tiene sentido intentar detenerla, llegará con más fuerza. Pero es posible prepararse sin angustiarse, siendo conscientes de: que es un proceso que requiere de su tiempo, que encontrar a alguien en quien podamos confiar requiere conocer a mucha gente y descartar mucha más, que ofrecerse sin más simplemente por que alguien muestra interés por nosotros sin llegar a conocer a la otra persona frecuentemente es un error que profundiza nuestra ansiedad, que las prisas son malas consejeras, que conversar y compartir nuestros sentimientos, dudas, temores, anhelos más allá de las puras fantasías sexuales (que no son más que la punta del iceberg) nos ayudan a aumentar el sentido de adecuación, de que estamos en el camino correcto al descubrir que es una búsqueda conjunta, y nos permite armarnos de paciencia hasta encontrar a esa persona (o más de una a lo largo del camino), que nos permita seguir profundizando en nuestro propio conocimiento, que al final es lo que realmente buscamos.



4 comentarios:

  1. Nos conoce como si nos hubiera parido Señora Alyna.

    Yo siempre me he preguntado como ocurrirá esto en este mundo:

    "Un viaje de mil millas comienza con el primer paso."

    Lao-tsé
    570 aC-490 aC. Filósofo chino,fundador del taoísmo

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  2. En las primeras líneas de esta entrada, más concretamente en las palabras 7 y 8, hace referencia al juego sexual en el que muchos ven la exclusividad en las relaciones de Dominación y sumisión. Nada más lejos de la realidad que ese pensamiento ilusorio de que es un juego exclusivamente como el que juega una partida de Mus, equivocando la parte por el todo. Primero porque efectivamente, los preámbulos existentes entre el Ama y el sumiso, estar arrodillado ante ella, besarle los pies, adorar su figura, efectivamente se puede considerar parte del juego de Dominación, pero el error está en la creencia de ser una relación jovial en toda su extensión. Para nada toda la relación es un juego, pero como he escrito en otras ocasiones, parte de la Dominación Femenina si es, pero sin caer en el error de pensar que es así en la totalidad de esta. La relación existente entre el Ama y el sumiso, nace de nuestro interior, de lo más profundo de nuestro ser, sentir la necesidad de entrega no sólo del cuerpo, sino del alma a la Mujer que se convertirá en nuestra Dueña. A eso no se le puede llamar juego, sino necesidad imperiosa para servir con plena obediencia.
    Esa es la razón por la que muchos sumisos caen en la ansiedad de la que Usted habla, porque creo que no son verdaderos sumisos. Digo esto porque el sumiso no tiene porqué verse imbuido por esa ansiedad de encontrar a su Dueña con tanto apremio, si realmente siente esa magnífica sensación de necesidad de entregarse a alguien, lo primero que se debe tener es paciencia. Si por no tenerla entran en ese bucle de ansiar la falta del Ama, cuando la “consigan” y sus instintos superficiales les indiquen que desean ser azotados por el Ama y ésta no lo haga por la razón que ella decida, ¡que les pasará entonces!
    Pues deberían saber de sobra que al Ama real no se la encuentra en un gabinete de Sado, sino que fluye por una “simple” conversación en la cual ambos se darán cuenta, como algo casi exclusivo, de que nos encontramos ante un Ama y un sumiso.
    Estos “sumisos” ansiosos olvidan que Ustedes las Amas también tienen esa necesidad de Dominar por su naturaleza Dominante, pero se diferencian de estos pseudo-sumisos, que Ustedes no cogen al primero que se les presenta diciéndoles que hagan con ellos lo que quieran, porque lo primero que tiene que haber, es la afinidad Ama/sumiso, de hacer lo contrario se estaría en el camino del fracaso.
    Decía Gregorio Marañón, “La rapidez es una virtud que engendra un vicio, que es la prisa”. Ustedes tienen la paciencia requerida para encontrar a su sumiso, no pierden tiempo buscando, sino que le invierten, y cuando se deciden, encuentran la felicidad dos personas, Ustedes y el sumiso agraciado.
    La ansiedad no es buena, de hecho está catalogada medicamente como una disfunción/enfermedad mental.
    Vísteme despacio que tengo prisa.

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    1. Confirmo lo que dices de que surge de una conversación y sin darse cuenta, hasta que hay un momento en el que sabes que quieres que sea tuyo y él sabe que quiere entregarse. Es algo fluído, natural, o así creo que debería ser para que tenga futuro.

      Por supuesto que hay otra maneras, como la de consultar perfiles, o la de responder a un cuestionario sobre gustos, preferencias, etc, pero a mi entender eso solo consigue una complementariedad en la parte de juego, pero no garantiza que después se dé una profundidad en la entrega.

      Diría que las Dóminas tenemos, en mayor o menor grado, un instinto cazador, y bien es sabido de la paciencia que tienen los depredadores a la hora de cobrar sus piezas. La ansiedad se centra en lo que no tenemos, y la paciencia en lo que podemos llegar a tener... y yo prefiero el enfoque en positivo ;).

      Gracias por tu opinión Sacher Masoch.

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  3. Si claro, estoy a favor de buscar perfiles en internet, revistas, locales, etc., donde se crea que se puede conseguir lograr ese sentimiento, al fin y al cabo es un primer paso y más adelante pues si surge, surge y si no pues nada, seguir buscando, para eso están las conversaciones, y es ahí donde no se puede esconder gran cosa, y como bien dice Usted ese instinto “cazador” que tienen nos contagia de la emoción de poder encontrar a la acompañante de este singular camino.

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