Una amorosa aproximación al BDSM
Michael Castleman
PSYCHOLOGY TODAY
"En el juego de niños "Confia en mi", una persona está detrás de otra. La que está delante se deja caer hacia atrás, confiando en que la otra le cogerá antes de caer al suelo. "Confía en mi" contiene un elemento de peligro, el riesgo de no ser cogido a tiempo y de hacerse daño. La persona que se deja ir deposita una gran confianza en la persona que le va a coger. Cuando la persona que cae confía lo suficiente en la persona que le va a coger como para dejarse ir completamente, y el receptor actúa como está planeado, ambos jugadores experimentan un momento de euforia que es difícil de reproducir de cualquier otra forma.
Es acerca de la confianza
El BDSM es similar. El mito es que se trata de algo abusivo y raro - !látigos y cadenas! En realidad se trata de confianza. Cuando la confianza sobrepasa la posibilidad de sufrir algún daño, el resultado puede sentirse como increíblemente íntimo y erótico.
Hay varios términos para el BDSM: un juego de poder o de Dominación-sumisión (D/s) porque un amante tiene el control sobre el otro, al menos nominalmente; sado-masoquismo (SM), que implica azotes, flagelación u otros tipos de sensaciones intensas; y bondage y disciplina (BD), que implica inmovilización. Pero el término actual es BDSM.
Mucha gente considera el BDSM como algo pervertido, deshumanizante, o algo peor. Pero los aficionados la consideran como la más amorosa, fortalecedora e íntima forma de contacto y de juego entre humanos. La gente puede tener sexo sin conversar, sin negociar, o sin ninguna conexión emocional. Pero en el BDSM, los jugadores siempre preparan las cosas con antelación con una comunicación clara e íntima, lo que crea un lazo especialmente erótico.
DeSade y Sacher-Masoch
El BDSM ya estaba presente en el arte griego antiguo. El Kama Sutra (300 a.C) enseña sobre el azote erótico, y las referencias europeas datan del siglo XV. Pero el BDSM floreció durante el siglo XVIII, cuando algunos burdeles europeos empezaron a especializarse en inmovilizaciones, flagelación y otros "castigos" que las mujeres "dominantes" infligían a los voluntariosos hombres "sumisos".
En 1791, el francés Marquis de Sade (1740-1814) publicó la primera novela SM, Justine, que incluía flagelación, azotes, pinzas en los pezones e inmovilizaciones. Su nombre derivó en "sadismo". DeSade fue encarcelado por locura criminal, una de las razones por las que mucha gente considera que las prácticas sexuales que él popularizó son una locura.
En 1870, Leopold von Sacher-Masoch (1836-1895), publicó la novela La Venus de las Pieles, acerca de la sumisión sexual masculina. Su nombre inspiró el "masoquismo".
En 1905, Freud acuñó el término "sadomasoquismo", llamándolo disfrute neurótico. El original del Manual de Desórdenes Mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders DSM-I, 1952), clasificaba el sadismo sexual como una desviación. El DSM-II (1968) hizo lo mismo con el masoquismo sexual, y el DSM-IV (1994) clasificó el SM como un desorden psiquiátrico.
Solo otra forma de jugar
Pero toda la evidencia disponible señala que la gran mayoría de entusiastas del BDSM son personas mentalmente sanas y típicas en cuanlquier aspecto - excepto que encuentran el sexo convencional ("vainilla") insatisfactorio y quieren algo más intenso e íntimo. Antes de condenar el BDSM, hay que recordar que no hace mucho el sexo oral y la homosexualidad eran considerados "perversiones".
De un 2 al 3 % de los adultos americanos juegan con el BDSM, muchos ocasionalmente, otros a menudo y unos pocos lo hacen únicamente de esta manera. Eso significa alrededor de 5 millones de personas. Mientras tanto, alrededor de un 20% de los adultos reconoce excitarse con las imágenes e historias del BDSM.
Hay clubs de BDSM públicos y grupos privados en cada gran área metropolitana y a lo ancho y largo de la América rural. Y muchas ciudades tienen más de uno.
Nunca abusivo
Si sientes repulsión por el BDSM, no juegues de esa forma. Pero la imaginería del BDSM permea la sociedad. Henry Kissinger dijo que el poder "es el mayor afrodisiaco". Los reyes y las naciones han luchado por dominar a otros. El Capitalismo asume un mundo en el que el pez se come al pez, donde el éxito significa ejercer el control. Y en el deporte, los jugadores se esfuerzan en "humillar" a los oponentes.
Pero ¿qué tipo de persona se excita con el dolor? Muchas personas que son perfectamente normales en cualquier otro aspecto. De nuevo, consideremos el ejemplo del deporte. Cuando un jugador de fútbol juega brillantemente, a menudo los otros jugadores le dan unas nalgadas, le pellizcan, le dan puñetazos amistosos o le golpean el casco. El receptor acepta este "abuso" agradecido, como una señal de aprecio y afecto. O consideremos al escalador de una montaña: se quema con el sol y el viento, está lleno de arañazos, y para cuando llega a la cima está dolorido y exhausto. Pero se siente eufórico.
Desgraciadamente, el BDSM que se ve en los medios ha distorsionado grotescamente el dolor que los sumisos experimentan. Son más teatrales que realistas. Cuando este dolor es infligido por Dominantes éticos y cuidadosos ("doms" o "tops"), el BDSM no es nunca abusivo.
"Siempre es consensuado", dice Jay Wiseman, autor de SM 101. "El abuso no existe. No necesitas de ataduras, mordazas o látigos para abusar de alguien. En unas manos amorosas, este equipo estimula la excitación sexual, permitiendo que ambos jugadores disfruten de su interacción, o "escena", como un buen, divertido y limpio juego erótico." Cuando el BDSM inflige dolor real, siempre está cuidadosamente controlado por el sumiso ("sub" o "bottom") que especifica claramente sus límites por anticipado.
Los sumisos son muy particulares acerca de los tipos de dolor - muchos prefieren llamarlo sensación intensa - que les proporciona placer. "Los sumisos experimentan las picaduras de avispas o los puñetazos en la cara exactamente igual que cualquier otra persona", dice Wiseman, "y les desagrada tanto como a los demás".
Palabra de seguridad
El BDSM es más teatral que real. Las sesiones son llamadas "escenas" y los participantes coreografían cuidadosamente sus movimientos por adelantado.
Primero, los participantes se ponen de acuerdo en una palabra de seguridad, una señal para parar que el sumiso puede invocar en cualquier momento. La palabra de seguridad inmediatamente detiene la acción - al menos hasta que los jugadores discutan la razón por la que el sumiso la ha invocado, y se ponen de acuerdo en continuar. Una palabra de seguridad popular es "luz roja".
Algunos términos no se pueden usar como palabras de seguridad, como "stop", "no", o "basta", porque tanto dominantes como sumisos a menudo disfrutan con las "súplicas" para detener el juego, en la seguridad de que no se detendrá.
Cualquier dominante que no cumpla con el acuerdo de detener el juego cuando el sumiso invoca la palabra de seguridad está violando la confianza del sumiso y destruye la relación. Los dominantes que incumplen este pacto son apartados de la comunidad BDSM.
Los sumisos están al cargo
Aunque los sumisos aparentan servilismo y sumisión, la ironía del BDSM es que en realidad están al cargo. Los sumisos pueden invocar la señal de seguridad y el dominante tiene que obedecer inmediatamente. Mientras tanto, el dominante actúa como tal, pero también deben ser cuidadosos y atentos, llevando a los sumisos hasta el límite que han acordado, pero nunca más allá. El BDSM provee una oportunidad para todo el mundo de experimentar con el poder de tomar y rendirse, sintiéndose siempre a salvo y atendido. La gente que disfruta del BDSM afirma que se convierte en una asombrosa intensidad erótica.
Aprendiendo las bases
Antes de experimentar con el BDSM, se necesita instrucción. Leer un libro, ir a unas clases, visitar webs o clubs de esta temática.
Se requiere de una extensiva negociación para llegar a un juego de BDSM mutuamente acordado. Wiseman dice que antes de cualquier escena, los jugadores deben negociar todos los aspectos implicados, desde la palabra de seguridad hasta los límites de cada cual.
Como empezar
Primero decide si estás más en S&M o en B&D. En el primer caso, el spanking es la forma en la que muchos empiezan. En el segundo caso, vendar los ojos al sumiso puede ser un principio divertido.
¿Qué es la intimidad?
Las autoridades en relaciones humanas definen la intimidad como una comunicación emocional clara, franca, y auto-reveladora. Pero mucha gente equipara "intimidad" con"sexo". Ser íntimo es ser sexual y viceversa. Solo que no es así. Se puede ser sexual con una persona a la que apenas conoces, el "perfecto extraño".
Muchas parejas no discuten demasiado sus relaciones sexuales, lo que disminuye la intimidad. Pero el BDSM requiere absolutamente de una discusión detallada y continua. Los jugadores deben planificar cada aspecto de la escena por adelantado, y evaluarlos después. Muchos aficionados del BDSM dicen que estas conversaciones previas a la escena son íntimas, eróticas y refuerzan la relación, tanto como las propias escenas. Y las parejas que disfrutan ocasionalmente del juego de poder, pero no están exclusivamente enmarcadas en el BDSM, a menudo señalan que esto potencia su sexo no-BDSM o "vainilla" porque la práctica que adquieren negociando las escenas les facilita el poder discutir otros aspectos de su sexualidad. Las habilidades necesarias para el BDSM incluyen confianza, una comunicación clara, auto-aceptación, y aceptación de la otra persona. Estas mismas habilidades enriquecen las relaciones y el sexo - no importa como los practiques."
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Comentario del artículo
Alegra ver que por fin se dan cuenta de que los que practicamos el BDSM no somos ni demonios ni locos, que sabemos lo que queremos y porqué, y que esto aparezca en una página de psicología ayuda a desestigmatizarnos y en cierta forma a popularizarnos. Sé que esto no le gusta al sector del BDSM que encuentra excitante el secretismo y la clandestinidad, pero creo que esta popularización ayuda a que muchas personas que sienten inclinación al BDSM puedan decirlo abiertamente sin sentirse condenados, juzgados, o incluso repudiados por ello.
Aparte de esto, el artículo se dirige claramente a las personas que viven el BDSM como un juego sexual, aunque incluye referencias a la relación que se establece entre las dos personas, y me parece bien, es una de las maneras de disfrutarlo, aunque no es la única. Lo que sí resulta siempre altamente positivo es que las personas puedan comentar, compartir su sexualidad con las demás con plena libertad, aunque eso no garantiza el poder encontrar a un compañero de juegos que coincida, pero al menos no es algo que hay que guardarse y practicar en la soledad o vivir únicamente en la fantasía.
Tampoco comenta los peligros de lanzarse sin más a practicar el BDSM, aunque recomienda leer, preguntar, informarse, y hablar con personas que ya lo practiquen, un consejo que me parece muy adecuado.
Estoy de acuerdo, y ya lo he comentado otras veces, en que paradojicamente quien guía el juego es la parte sumisa (esto no implica que guíe la relación, que es cosa de dos), pero está claro que aunque en la teoría quede muy bien eso de que el sumiso está para satisfacer a la parte dominante en todo, los límites existen, y es sano que existan y que se respeten.
Me encanta la parte en la que habla de la intimidad, porque cuando se descubre que es algo más que compartir sexo, uno ya no puede volver a las relaciones superficiales sin sentirse vacío. Compartir la intimidad de otra persona es compartirla toda, sin secretos, sin juicios, y es uno de los mayores regalos que alguien puede hacerte.
Aunque de una manera inocente y somera, es un acercamiento amable al BDSM, cosa que se agradece.