miércoles, 28 de diciembre de 2011

La belleza del bondage

Como una imagen vale más que mil palabras, aquí dejo algunas imágenes de ataduras que me parecen hermosas, que me inspiran, que me atraen.



martes, 27 de diciembre de 2011

La belleza de la ambigüedad

Nos estamos moviendo en tiempos de cambio, y ese cambio también se aplica a los cánones de belleza, que hasta ahora han fomentado los modelos arquetípicos de lo masculino y lo femenino, pero no siempre ha sido así. En otras épocas se apreciaba una clase de belleza más ambigua, un punto intermedio entre lo masculino y lo femenino.




sábado, 24 de diciembre de 2011

Felices Fiestas!!!

Felices fiestas y Fetish Navidad para todos!!!! Que paseis estos días con alegría con la familia, amigos y la gente que os quiere, que recibais muchos regalitos y que penseis muchas maldades para pedir durante las uvas, para empezar el año 2012 con los propósitos más perversos. Besos para todos!!!




jueves, 22 de diciembre de 2011

La deshumanización del esclavo

Este es un tema delicado, soy consciente de ello, pero cuando algo me chirría me gusta reflexionar sobre ello y en este sentido abro una línea sobre los temas peliagudos, que serán unos cuantos.

Una de las fantasías que más habitualmente se representan en el BDSM es la del esclavo, ya sea el esclavo recién  capturado atado con cadenas o cuerdas,o bien el esclavo que está al servicio de su Dueñ@. Este tipo de fantasía se manifiesta con muchos matices, desde la servidumbre, la inmovilización, la autoridad, el poder de uno sobre el otro, la humillación, la agresividad, incluso el desprecio. Aunque algunos de estos matices no son de mi gusto, puedo entender que dentro del ámbito del juego haya quien se excite al representar una situación de este tipo. Y mientras se entienda que forma parte de una fantasía, de un juego erótico, de un juego compartido y en el que ambos saben a lo que juegan, que cada cual juegue al juego que prefiera.

Mi preocupación radica en dos situaciones que se pueden producir: la primera es la de la representación que se juega constantemente, y la segunda, la representación que deja de serlo.

En el primer caso plantearía un hipotético 24/7 en el que el esclavo siempre viviera como esclavo en la relación. Ya he comentado antes sobre el 24/7, y en que puede llegar a sobreponerse a todos los ámbitos de la vida de un individuo, todo depende de como lo viva cada cual. En el caso de una Dominación que exija de la parte sumisa una constante actitud de esclavo, dentro y fuera de lo estrictamente íntimo, puede hacer que lo que inicialmente se viviría como un juego excitante, se convierta en una pesadilla.

Por ejemplo, tomemos el caso de que la parte Dominante llame por teléfono a la parte sumisa estando en su trabajo y le pida que en ese momento lo deje todo, se vaya al baño, se desnude, se ponga de rodillas, se ate una cuerdecita en los genitales, se vuelva a vestir y continúe con su trabajo. A priori puede ser una situación excitante y morbosa, que haga que la parte sumisa piense en todo momento en su relación con la parte Dominante al sentir en sus carnes una manifestación de ese dominio.

Pero supongamos que la parte Dominante, en esa misma relación, aumenta el nivel de exigencia, y que le pide a la parte sumisa que lo deje todo en ese momento, y que se acerque a su casa para atenderla o servirla. En principio creo que es de sentido común que el ámbito laboral queda fuera de la relación BDSM, pero hay quien se engancha tanto de esa necesidad de sentirse sometido que es capaz de llevarlo hasta conescuencias que pueden perjudicarle. 

Lo sé, lo sé, ni esa clase de Dominación es la más habitual, ni lo es esa clase de sumisión, pero es que es cierto el dicho que dice: Dios los cría y ellos se juntan. Y haberlos, haylos, y eso me preocupa, porque creo que nos salimos de la finalidad del BDSM, y entramos en un terreno muy pantanoso, en el cual se ponga sobre la mesa hasta donde llegan las atribuciones del Dominante y hasta donde las condiciones de entrega de la parte sumisa.

Y esto me lleva al segundo caso: cuando la representación deja de serlo. 

Dentro de la tipología de esclavos (que los hay desde los sexuales, a los S/m, etc), existe una variedad que son los "ninguneados". Son los que piden ser tratados como gusanos, como escoria, como basura. Aunque a mi me resulte extraño e incomprensible, puede que alguien encuentre placer en que le traten de esta manera, y que durante unas horas esa sensación de no ser nada, de no ser ni siquiera humano, despojado de toda dignidad, le produzca un subidón de endorfinas, quizá ante el alivio de tener conciencia de que en realidad eso no es cierto (los contrastes pueden ser una fuente de excitación y de equilibrio, como sería el ejemplo de alguien que en su vida laboral tiene grandes responsabilidades y en la vida privada elige ceder su voluntad ante la de otra persona). 

Para alguien con una autoestima aceptable, con un sentido de si mismo sano, esto puede limitarse a un juego que se mueve peligrosamente en una frontera entre lo deseable y lo indeseable, entre lo sano y lo insano, con la excitación que conlleva el riesgo. Pero para alguien cuya autoestima sea precaria o inestable, este tipo de situaciones puede implicar un riesgo añadido: el de perder el sentido de la perspectiva y confundir el juego con la realidad, perdiendo además todo sentido de dignidad humana.

Por supuesto prefiero pensar que la persona Dominante será capaz de darse cuenta si se cruza esa línea, y que será capaz de reconducir la relación, y por si alguien me lo pregunta, sí, considero que es su responsabilidad el hacerlo, no sirve el decir "yo no sabía que esto iba a suceder". Estamos hablando de personas, de explorar situaciones que pueden ser extremas, y no necesariamente extremas desde el punto de vista físico, y por lo tanto hay que ser consciente de que en cualquier momento la psique de esa persona puede romperse entre nuestros dedos.

Y por supuesto, prefiero no incluir dentro de esa categoría de Dominantes, ni de ninguna categoría que tenga que ver con el BDSM, a los que buscan precisamente eso, deshumanizar al esclavo en aras de una mal entendida entrega y devoción que ha de pasar necesariamente por la destrucción de lo que el otro es.


Esta entrada es una reflexión a partir de una conversación mantenida con machi{AmAly}, sobre algo sucedido ayer, que nos entristeció a ambos, y que me gustaría reflejar en sus propias palabras:
"Desde ayer me invade una infinita tristeza. Por ver que personas que conozco mantienen y defienden ciertas posiciones.  Porque se puede no estar de acuerdo en nada, excepto en una cosa: en la humanidad y en la dignidad de quien tenemos en frente. Sobre esto no se negocia. Sobre esto no negocio. 

Para mí un negacionista no es un ignorante. Es una mala persona. La información está ahí, y poner en cuestión ciertos hechos históricos me parece simplemente un acto malvado: es negar el dolor inmenso y atroz de millones de personas. Y a esos millones de personas les debemos, al menos, no tergiversar los hechos. Les debemos un recuerdo o una memoria de lo que paso.

Mi tristeza viene a raíz de un hilo que abrí en una bien conocida página de Bdsm. Mi hilo nacía de una inquietud y, digamos la verdad, de una cierta indignación: la de ver expuestos – en perfiles, blogs y demás recursos electrónicos – simbología nazi y del Holocausto. Hasta el punto de ver asociada una foto de Auswitchz-Birkenau en un post llamado “paraíso sumiso”. En ese mismo blog (me parece que el dato puede ser revelador) se encuentran fotos de una persona – el autor del blog – con una pistola en la mano. 

Mi indignación tiene carácter particular, y no sólo de carácter general; es decir, no me indigna solo el nazismo sino la asociación entre Bdsm y nazismo. Pero precisamente por eso creo conveniente aclarar de donde viene mi indignación general, por qué me indigna la apología o defensa del nacional-socialismo alemán. Así creo que se entenderá mejor mi indignación por la asociación entre Bdsm y nazismo.

Me indigna el nazismo con carácter particular porque defiende que hay seres humanos que no tienen la misma dignidad que otros. Según el nazismo, algunos sujetos son – y deben ser tratados como – ratas, gusanos, cucarachas, cerdos o virus. A estos hay que aislarlos o, si es posible, erradicarlos. La razón de ello no es que mantengan una determinada ideología – que  también – sino por su naturaleza, por lo que esencialmente son, sin que puedan hacer nada para cambiarlo. Una rata no se convierte en un ser humano: sigue siendo una rata haga lo que haga.

Si hay personas que no son seres humanos sino algo menos (infra-humanos), podemos tratarlos como si no tuvieran dignidad: son una degeneración de la especie o, si se prefiere, de la raza. No se les trata con dignidad porque, en sentido estricto, dignidad no tienen. Podemos considerarlos como medios y no como fines, pisarlos, escupirlos, maltratarlos, matarlos o, mejor, reducirlos a lo que realmente son: meros organismos con funciones vitales pero en los que no hay nada de valioso: el Homo Sacer y la nuda vida (Giorgio Agamben, Homo Sacer. El poder sobrano y la nuda vida, Pre-Textos, Salamanca). Bueno, tal vez como esclavos puedan servir para algo.

 Por eso me sorprende que haya gente que considera que nazismo, socialismo, liberalismo, democracia, cristianismo, islam, judaísmo, etc., son todas ideologías o doctrinas a meter en un mismo saco. Que yo sepa, excepto el primero, ninguna de las anteriores ideologías, religiones o doctrinas consideran que hay seres humanos que, en sentido estricto, humanos no son.  Desde luego, en nombre de dichas doctrinas se han cometido, y se cometen, violaciones masivas de derechos humanos. Se puede considerar que hay que hacerle la guerra al infiel, torturar al hereje, declararle la lucha sin cuartel al capitalista, etc.

Pero hay una diferencia: en todos estos casos se justifica, y se ha justificado, la violencia –  también la más brutal – como medio para conseguir un fin más alto o elevado: la ciudad de Dios, la salvación, la sociedad comunista, etc. En el caso de nazismo NO: la supresión de los infra-humanos es un acto debido, un fin en sí mismo. Aquí no hay posibilidad de redención o salvación: si tu naturaleza es ésta, estás condenado al más cruento infierno terrenal.

 Voy a la relación entre Bdsm y nazismo. Como ha dicho una persona ante mi pregunta formulada en el mencionado foro “¿qué tienen que ver lo uno con lo otro?” se podría contestar “Nada”. Bien, ¿entonces porqué aparecen asociadas imágenes propias del nazismo con el Bdsm? No pretendo que se cierren dichos perfiles y blogs, sino plantear únicamente una llamada de atención. Aunque, tal vez, lo que sí debería hacer, dada mi especial situación jurídica, es denunciar penalmente a los sujetos en cuestión por justificar los delitos cometidos por el nacional-socialismo o difundir ideas a favor de la rehabilitación de tal régimen (art. 607.2 del Código Penal español). 

No me desvío. Lo que me resulta indignante es que se asocie Bdsm con nazismo, no porque dé una pésima imagen de este mundo – que también – sino porque aparezca tal ideología en la base de una relación Ds. Seré sintético: lo que me preocupa es que alguien, tanto de un lado como de otro, pretenda reducir a un ser humano a sus meras funciones biológicas, que lo deshumanice completamente borrando su dignidad. Simplemente, que deje de considerarlo un ser humano pleno, y pase a considerarlo un infra-humano. Tanto porque me parece que nunca se debe privar a alguien completamente de su dignidad como porque me resulta peligroso. Y creo que hay que denunciar que hay gente que realiza tal asociación.

Se me podrá decir que no es problema mío. Difiero: lo es en el mismo sentido que lo es que a una chica la violen, se asalte a alguien por la calle o se desahucie a una madre soltera. Si esto es problema mío, imagínense que le reduzcan a alguien a sus meras funciones biológicas, quitándole su dignidad como ser humano.

Se me podrá decir que, en ese caso, cuando dos sujetos acuerdan libremente que uno prive al otro de su dignidad como ser humano, tal acuerdo resulta suficiente. Difiero: no admitimos el canibalismo con acuerdo. De hecho, lo perseguimos penalmente. Por lo que el consenso, el bendito consenso, no sirve para justificar cualquier cosa. 

Se me podrá decir que en el caso de que se acuerde la privación de la dignidad humana allí no hay privación de la vida, por lo que estaría justificado. Difiero, pero esta vez por varias razones: 
- En primer lugar, porque la vida no es el único bien que consideramos digno de protección, no yo sino cualquiera en su sano juicio. Imaginemos que dentro de la una relación Ds se acuerda que a la parte sumisa le sea extirpado un riñón. Se puede vivir solo con uno. Pero no por ello dejamos de perseguirlo (¿les parecería bien que un dominante le exigiera a su sumiso que se extirpara un riñón o el bazo? A lo mejor soy yo quien no está en sus cabales…).
- En segundo lugar, cuando reducimos a una persona al estado de infra-humanidad le estamos causando un daño, psicológico pero un daño al fin de cuentas. Por ello perseguimos también los actos de maltrato psicológico hacia las mujeres. 

Se me podrá decir que se trata de excitación sexual con los uniformes militares. Difiero nuevamente por varias razones: 
- En primer lugar, hay muchos uniformes, y muchos uniformes alemanes, pero los que se exhiben son uniformes nacional-socialistas. ¿Por qué se eligen aquellos? No tengo ningún problema con fantasías como las del prisionero, el interrogatorio, etc., porque yo mismo las comparto. Pero hay gente a la que no resulta indiferente la exhibición de símbolos como la cruz gamada: lo que les excita no es la estética militar, sino la nazi. No es casual: uno no se encuentra por casualidad una cruz de hierro o una esvástica.
- En segundo lugar, me pregunto qué pensarían de mí si, vestido como un militar estadounidense, reproduzco las escenas de las cárceles de Guantánamo o Abu-Grahib; si me pongo una capucha blanca y una “txapela”, me tatúo dos serpientes alrededor de una cruz, y doy de bofetadas a un sumiso hasta que grite “Gora Eta político-militar” o que “los sucios españoles se merecen atentados como el del Hipercor de Barcelona. Eran ratas a exterminar”; o vestido con una túnica y con largas barbas torturo a alguien hasta que diga que “quienes murieron en los atentados de Madrid de 2004 eran sucios gusanos que arden en el infierno”. Espero que nadie se enfade conmigo si reproduzco tales escenas en algún local del mundillo. ¿Valen sólo los uniformes militares, o también los de los paramilitares colombianos, los atuendos típicos de Eta o de Al-Qaeda?

Se me podrá decir que quien se pone una esvástica no siempre comparte la ideología nacional-socialista. Los símbolos no tienen un significado propio, sino aquél que decidimos otorgarle. Por ello, no cabe pensar que los pueblos celtiberos eran proto-nazis por dibujar esvásticas. Difiero:
- En primer lugar, los símbolos tienen el significado que se le quiera atribuir, pero se lo atribuimos entre todos. Podemos desde luego reinterpretar símbolo, pero no es una cosa que nos incumbe sólo a uno de nosotros, y ni siquiera solo a la comunidad del mundillo porque no sólo pertenecemos a este mundillo. Todos somos personas que habitamos en el mismo mundo en el que, a la esvástica, se le suele atribuir un significado. 
- En segundo lugar, si a la esvástica se le asocia un significado diferente, me pregunto cuál es ese significado. ¿A que a nadie se le ocurre ponerse el símbolo de la guardia civil, de la CIA, del Mossad o de los jemeres rojos? Qué casualidad que es siempre la esvástica…
- En tercer lugar,  el Bdsm no es una fiesta de disfraces. Es un juego muy serio, o un estilo de vida, en el que conceptos y nociones como dominación y sumisión están a la orden del día, y que por desgracia son colindantes – pero no coincidentes en mi opinión – con aquellos del nacional-socialismo alemán. Pero de eso hablaré luego.
- En cuarto lugar, una esvástica no es un símbolo cuyo significado sea desconocido para la inmensa población. La información es tanta que veo difícil que alguien no sepa que una esvástica es un símbolo nazi, y de algunas de las cosas que hicieron los nazis.

Por último, se me podrá decir que sí, que la esvástica tiene el significado que tiene y que es el que le atribuyen quienes tienen una relación D/s. Pero sólo un ratito. Es decir, se juega exactamente a eso pero únicamente dentro de un determinado ámbito temporal y espacial. Aquí tal vez malentienda yo el Bdsm porque considero que mi Ama es mi Ama siempre, las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Y eso no significa que me trate como un mero trozo de carne. Al contrario, nadie se había preocupado tanto de mi bienestar como ella, mi Ama Alyna.

Bueno, creo haber ofrecido algunos argumentos a favor de la idea según la cual hay gente en este mundillo que es sospechosa (el término es ese dado que estamos ante un delito tipificado penalmente en el caso de que se hagan manifestaciones públicas como escribir un blog) de suscribir partes del ideario nacional-socialista alemán. Esto podría ser una razón para enfadarme con ellos en cuanto personas, más allá de que practiquen Bdsm o jueguen al parchís. Difiero. Me explico:
- El Bdsm es algo bastante complejo, con muchas maneras de entenderlo. Sin embargo, creo que hay alguna cosa común a las diferentes maneras de ver el Bdsm; tal vez esté profundamente equivocado y sea sólo la manera en la que lo veo yo y a las personas que más aprecio dentro de este mundillo.
- El Bdsm, mejor dicho la D/s, es para mí lo siguiente: una relación personal basada en que una de las dos partes encuentra su propia satisfacción en cumplir los deseos de la otra, y en la que las opiniones, órdenes, deseos, etc. de la parte dominante cuentan como razones excluyentes. Es decir, la parte sumisa cumple con las órdenes por el mero hecho de que provienen de una determinada persona, sin entrar a realizar más consideraciones. Sencillamente lo hace sin realizarse más preguntas. Y eso es uno de los grados más fuertes de confianza que se pueden tener. La otra parte siente satisfacción en la entrega sincera de la otra persona, en que se ponga completamente a su disposición y arbitrio. 

Si cae esta relación de confianza, justificada o injustificadamente, ya no estamos ante una relación D/s. En ocasiones, la parte sumisa pierde justificadamente esa confianza en la parte dominante, tal vez porque le ha producido un daño psicológico o físico demasiado fuerte, no consensuado o por cualquier otra razón.  

Pero, ¿qué pasaría si una persona no fuera capaz de discernir lo que le puede generar un daño irreparable?, ¿qué sucede si una persona ha sido llevada hasta un estado de sujeción tal que no es capaz de saber cuándo se están poniendo en juego alguno de sus bienes tan fundamentales como la integridad física o psicológica?, ¿qué ocurre si a una persona se le lleva al punto de aceptar voluntariamente la amputación de órganos no vitales? Que entonces debemos tomar cartas en el asunto.

Se me podrá decir que por el hecho de que se exhiban símbolos nazis no se añade nada a la relación. Difiero: el nazismo añade algo a la relación. Si el sumiso es equiparado a uno de esos sujetos carentes de dignidad por su forma de ser, por ser lo que es, un sumiso, entonces lo suyo es – es decir, existe un permiso para – tratarlo como si no tuviera dignidad porque, de hecho, dignidad no tiene. Y cuando a una persona se le priva progresivamente de su dignidad, puede llegar efectivamente a perder la capacidad de discernir para saber cuándo se están poniendo en peligro aquellos bienes a los que no se puede renunciar.

Se me podrá decir, de nuevo, que no es éste el vínculo entre D/s y nazismo, o no es la razón por la que alguien en una relación Ds se pone una esvástica. Yo no veo otra razón: simplemente porque no entiendo qué más puede llevar a alguien en una relación Ds a exhibir símbolos nazis. No se elige la de los Reyes Católicos, un Pachá de Persia, la imagen de un dictador como Fidel Castro, vestirse como Mao o como Bismarck. Si no es porque se juega con la idea de tratar al sumiso como los nazis trataban a los prisioneros de guerra o a los habitantes de los campos de concentración no sé por qué alguien se pone una esvástica, y no cualquier otro símbolo de autoridad como un cetro faraónico, exhibe los símbolos del sacro imperio romano-germánico o el símbolo del partido comunista de la Unión Soviética. 

El hecho de que alguien se tatúe una esvástica no me preocupa: peor para él. Cosa distinta es que la muestre: eso sí me preocupa porque implica la difusión de ideas que ponen en cuestión la dignidad de seres humanos. Por cierto, ningún tribunal, incluidos el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional españoles, consideran que la difusión de ideas nazis esté amparada por la libertad de expresión por tratarse de discursos del odio. Un discurso del odio es aquél que promueve un tratamiento degradante para cualquier sujeto que no merezca un trato digno en razón de su credo, raza, condición social, física, psicológica, etc.

En síntesis: si me alarma la exposición de símbolos nazis en un ambiente bedesemero es porque presumo que quien los utiliza encuentra algo de valioso en tal ideología. Si no sabe qué es lo que representan, me parecen unos irresponsables. Si lo que pretenden es difundir esas ideas, me parecen malvados. Y si lo hacen porque desean llevar a cabo tales ideas en el mundo del Bdsm me parecen malvados y que generan una situación peligrosa porque – aunque alguien dijo que no hay nadie que no sepa donde se meta – pueden reducir a una persona a un estado de inhumanidad (lo que ya está mal de por sí) lo que puede conducir a situaciones extremadamente peligrosas.
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Entiendo mejor a un amigo que tiene un blog y que me contaba que habitualmente recibe mensajes con insultos y amenazas de muerte. Por suerte éste no es mi caso, pero supongo que todo está en la misma lógica… 

Solo quiero aclarar, por si alguien lo dudaba, que éstas son mis opiniones, no las de mi Ama. En el Bdsm, tal y como lo entendemos nosotros, yo sigo teniendo mi propio criterio y mis propias opiniones."
machi{AmAly}


Morfeo, o de la momificacion, la asfixia y otros menesteres


"1.- Hágase con el sutil y ansiado objeto de deseo. Lo encontrará en cualquier supermercado: papel transparente de cocina (o film transparente).

2.- Enrolle un trozo de carne (si el trozo de carne en cuestión está vivo y es un@ sumis@ la cosa será mucho más divertida). No olvide hacerlo, literalmente, desde los pies a la cabeza.

3.- Si las distintas partes envueltas han sido previamente juntadas, el efecto es que el sujeto quedará casi completamente inmovilizado (ignorese este detalle si aquello envuelto carece de vida).

4.- Recuerde que, si ya ha envuelto al sujeto como descrito en el punto 2 (de los pies a la cabeza), debe usted correr a hacer una agujerito en el film transparente a la altura de la boca. En caso de que no realice la operacion con la celeridad debida, no tendrá que preocuparse de que el sujeto se mueva. Simplemente dejará de moverse.

5.- Acomode sobre cualquier superficie aquello envuelto. En caso contrario, si usted ha envuelto convenientemente su preciado trocito de carne, probablemente caerá al suelo. Esto puede resultar divertido pero sólo si deseado y sin objetos contundentes alrededor.

6.- Póngase cómod@. Nueve de cada diez expertos recomiendan a horcajadas sobre su preciado trocito de carne.

7.- ¿Recuerda el agujerito previamente realizado?? Coloque con firmeza la mano sobre tal agujero. Recuerde también que en determinados momentos debe retirar la mano. En caso contrario se encontrará con un trocito de carne menos preciado y probablemente menos divertido.

8.- Repita la operación cuantas veces quiera. Recuerde que el juego es muy exigente físicamente. No lo haga si su juguetito padece del corazón o si sufre de enfermedades pulmonares. TENGA MUCHO CUIDADO Y PREGUNTE A SU TROCITO DE CARNE. Los cambios de color no suelen ser buena señal. Vuelva a leer este punto.

9.- Si ve que su preciado trocito de carne comienza a tener algo parecido al sueño... eso es que es el momento de dejarlo. También si empieza a verlo fatigado. EN CASO DE DUDA, PARE o no podrá repetir nunca más el jueguecito (al menos si lo que le interesa es que el trocito de carne siga con vida). Vuelva a leer este punto

10.- Si usted siguió rigurosamente las instrucciones, probablemente el trocito de carne esté bien contento de repetir.

11.- No olvide la máxima latina: SANO, SEGURO y CONSENSUADO. Y, sobre todo, aplíquela. Ah, y diviértase, claro."

machi{AmAly}


miércoles, 21 de diciembre de 2011

Señora, déjeme cuidar de Usted


Me sorprende la resistencia que me producen esas palabras, como si no fuera lo más normal del mundo que mi sumiso quiera cuidar de mi.Y es que a mi me educaron para ser autosuficiente, independiente, y normalmente he sido yo la que he procurado cuidar de los demás, y se me hace extraño dejarme cuidar.

Asumí hace tiempo que esa era la forma de contribuir, de liderar, de dirigir a los demás, cuando te preocupas de su bienestar, de sugerir soluciones beneficiosas para todos, así que no suelo ser el centro de la atención y del interés. Así que preguntas como "Señora, ¿la ayudo con la comida?", automáticamente reciben un "no, no hace falta, ya me ocupo yo".

Hasta hoy esto no había sido ningún problema, pero me doy cuenta de que al no dejarme ayudar, cualquier intento por parte de mi sumiso de complacerme le genera una gran frustración, y a mi no me permite relajarme y disfrutar de sus atenciones hacia mi. Así que le he dicho "tendrás que ayudarme a aprender a dejarme cuidar". Y no es fácil cambiar el condicionamiento de toda una vida.

Siempre se habla de modelar a la parte sumisa a la relación D/s, o de que la Dómina haga lo que quiera hacer, y quizá pasamos de largo ante la oportunidad de aprender del otro, o con el otro. Ser Dominante implica una gran dosis de humildad igual que la requiere ser sumiso, porque creerse en posesión de la verdad nos oculta el regalo que el otro nos está ofreciendo.


Empiezo a disfrutar de no estar pendiente de todo lo que puede ir mal, de todo lo que hay que hacer, de encargarme yo de todo, de tomar la iniciativa en todo momento, y aunque le he informado acerca del exceso de iniciativa, me gusta que me haga propuestas y que me sorprenda.

Se dice de la Dominación que consiste en tener el control en todo momento, pero ahora lo veo de una forma ligeramente diferente: más que controlar, consiste en tener confianza, en saber delegar, en permitir que la otra persona nos complazca, sabiendo nuestros gustos y preferencias, porque al complacernos, esa persona encuentra su propio placer, y su razón de ser en este tipo de relación tan peculiar.

Así que, cariño, avísame cuando el baño esté listo...


lunes, 19 de diciembre de 2011

Arthur de Pins, dibujante de fantasías


Web de Arthur de Pins

¿Existe o debería existir el cortejo en el BDSM?


Ya en su momento comenté que lo que me atrajo de este mundillo fué el trato exquisito de respeto y caballerosidad que recibía por parte de los sumisos, que me devolvía a otras épocas en las que este tipo de tratamiento era habitual, y que a mi me fascina. Para mi ese tipo de trato, más allá del respeto, puede englobarse en lo que denomino BDSM romántico, quizá con ciertos toques victorianos. Más adelante mi ilusión se tornó en sorpresa al darme cuenta de que poco se hablaba de la vertiente romántica del BDSM, a pesar de que, quien más quien menos, afirmaba andar tras la relación ideal, en la que no solo existiera un vínculo Ama-sumiso, sinó algo más, lo que se suele entender como una relación de pareja (digo "suele" porque mi manera de entender una relación de este tipo es algo diferente a lo convencionalmente aceptado como tal).

¿Porqué digo que se hablaba poco? Porque en la mayoría de las explicaciones que encontraba mientras investigaba, en los blogs y escritos, se trataba mucho el tema de la obediencia, de la dominación, de la entrega de la voluntad y del control, la adoración se refería a alguna parte corporal de la fémina, y de soslayo se hablaba de algo así como subespace, como una nebulosa en la que se podía perder el sumiso absorto en sus propias sensaciones... ¿y el afecto?¿y el amor?

A esto se sumó una situación desconcertante, y es que en mis múltiples conversaciones me daba cuenta de que todo era muy directo. Me explico: normalmente cuando se conoce a alguien nos interesa saber cómo es la persona, si nos cae bien o mal por su forma de expresarse y de entender la vida, de tratarnos, saber si tenemos afinidades o intereses comunes y qué podríamos compartir,y si además nos resulta una persona atractiva o interesante, intentamos averiguarlo todo, no solo porque resulte de interés, sinó para saber si podríamos encajar. Este proceso lleva un tiempo, y durante ese tiempo existen aproximaciones más o menos sutiles, señales que nos indican si nos gusta la otra persona o si le gustamos, hay un cierto coqueteo cuando la otra persona nos resulta atractiva, insinuaciones veladas, una cierta seducción hasta que se pone de manifiesto si existe un interés mútuo. Es lo que llamamos cortejo, y a mi me resulta muy estimulante y divertido. Y útil.

Parece que al intentar separar el BDSM de los sentimientos también se ha perdido gran parte de este arte de cortejar, o eso o nos hemos vuelto más cómodos. Repasando como nos conocimos mi sumiso y yo me doy cuenta de que existió ese proceso de una forma sutil, y que así fué como, poco a poco, me fué conquistando. Quizá sea mi manera de entender las relaciones y que ésta no tenga nada que ver con el BDSM, pero lo que había visto hasta ahora no me resulta para nada atractivo. Que alguien se te presente y después del saludo te diga en qué puede servirte, y le digas que conversando ya te ayuda, y te responda "¿sólo eso?", pues la verdad es que no te predispone para seguir con la conversación. Por otra parte existe una costumbre o norma no escrita en la que yo también piqué al principio, que consiste en el trámite de la "presentación". 

Quizá esto sea fruto de los tiempos materialistas y fast-food que vivimos, y que parezca recomendable para no perder el tiempo ni hacérselo perder a la otra persona, lo de explicar nada más presentarte todas las cosas que te gustan, con las que fantaseas o que has hecho anteriormente, incluyendo la experiencia y los datos físicos. Yo no digo que no sea práctico, pero no hay magia en que alguien te cuente su currículum, porque se pierde la fascinación de ir descubriendo que se tienen gustos afines, o fantasías compartidas. Pero iré un poco más allá, y es que después de la presentación inicial, la siguiente pregunta es "¿le intereso para ser su sumiso?", a lo que a mi siempre se me ponen los ojos como platos, ¿se supone que con esos datos soy capaz de saber como es una persona? 

Siempre decimos que lo importante son las personas, pero con este intercambio de información las convertimos en meros productos, perfiles de una página de contactos, y lo que es más, este inicio afecta al resto del desarrollo de la relación. Por ejemplo, supongamos que se diera el caso de que hubiera afinidad en gustos dentro del BDSM, eso podría ser un principio si lo único que nos interesara fuera compartir un par de horas haciendo cada cual lo que le gusta. Para mi es algo incompleto, porque no es lo mismo atar a alguien a quien no conozco y que no me dice nada, a atar a alguien con quien me une la confianza y la complicidad, por no decir la atracción mútua. Sería lo mismo que ir a una sala swinger, echar un vistazo, elegir, tener un contacto sexual y después cada cual a su casa. Pobre, muy pobre. Y que conste que no digo que no pueda resultar divertido, pero para mi sería eso solamente, diversión.

Y es que como ya he dicho muchas veces para mi el BDSM es algo más que diversión (y respeto a quien lo vea y lo viva como una simple diversión, pero no nos entenderíamos). Incluso para un rato de diversión yo necesitaría algo más, una conexión, un caerme bien, y para eso es preciso relacionarse, hablar, y compartir algo más que una lista. Y tiene que haber algo más que el puro interés por satisfacer unas fantasías sexuales, porque si es para eso, yo no comparto mi intimidad, es algo muy privado.

Siguiendo con el ejemplo, digamos que las listas coinciden, y después de una pormenorización de "a mi me gusta así o asá", el paso siguiente sería conocerse, tomando un café algunas veces, pero otras se pretende pasar directamente a la acción ("me gustaría servirla, Señora", lo que yo interpreto como necesidad de tener ya una aproximación más íntima). Normalmente en una relación se da un periodo de unos meses en el que ambos se van conociendo, cuentan aspectos de su vida, de su pasado, y se comparten situaciones cotidianas que nos dan una idea de como sería una relación continuada con esa persona. En el mundillo del BDSM parece que la vida privada es otra dimensión, la dimensión desconocida, y que todo lo que se trate debe ser alrededor del BDSM, porque lo demás se califica de "vida privada" y le atañe a cada uno. Con un poco de suerte la otra persona puede llegar a ser sincera en cuanto a su situación familiar, pero el secretismo forma parte de intentar protegerse de filtraciones o de indiscreciones que pudieran ponernos en una situación comprometida en el mundo convencional. O peor aún, ocultar la absoluta falta de interés en nada más que no sea la satisfacción de los deseos.

Pero supongamos que de forma malabarista hemos conseguido arañar algunas pistas que nos indiquen que esa persona nos cae bien y que podría funcionar en una relación, al menos D/s. Después del primer café parece que nadie se plantea otras opciones, como ir a cenar, pasear, quedar para charlar... Y es como si nos despersonalizáramos, y el siguiente encuentro ya es para "jugar", sin saber siquiera como puede reaccionar una persona ante determinados estímulos, ni siquiera si puede tener problemas de salud que puedan darnos algún susto. Y se queda unas cuantas veces. Al principio son necesarias algunas veces para al menos tantearnos, porque no todo el mundo practica igual, o juega de la misma forma, ni tiene la misma forma de dominar. Pero siguiendo con un caso optimista supongamos que después de un reajuste inicial los gustos se equiparan. Ahí empieza el periodo de bonanza, en el que ambos se divierten... hasta que llega la rutina. Y ésta llega. Por mucho que se diga que lo bonito del BDSM es la fantasía, soy de la opinión que incluso la lista se llega a agotar, y se empieza con la peligrosa escalada del "más difícil todavía" o lo que se suele denominar "progreso de la relación D/s". Esto consiste en probar cosas nuevas o añadir más intensidad a las que ya se practicaban, hasta que se llega al tope, al límite. Porque los límites existen. Y ahí se llega a la meseta... y después de la meseta ¿qué queda? ¿volvemos a empezar con la lista esta vez en orden alfabético?

En mi opinión se pierde lo más bonito, que es disfrutarse como personas, porque el mundo de las sensaciones es limitado. Y a eso contribuye el cortejo, no porque intente conquistar a la otra parte, que en parte también, sinó porque es un periodo en el que se mantienen latentes nuestros deseos sexuales, y desarrollamos otro tipo de deseos diferentes. Deseo por coincidir con la otra persona, de que nos hable o nos mire, deseo de mostrarnos, de buscar en nosotros aquello que le pueda gustar, de ver en la otra persona qué nos gusta, de valorarla, compartir lo que decubrimos, lo que vamos sintiendo, anhelar una simple caricia o una sonrisa... es una fase de sufrimiento: ¿le gusto?¿le intereso?¿podría funcionar?, pero al mismo tiempo es una fase de ilusión, donde cualquier indicio se vive con esperanza. 

Me entristece pensar que eso se pierda en aras del pragmatismo, del "yo Tarzán , tú Jane", de las matemáticas bedesemeras o la lógica que dice que "si a A le gusta X y a B le gusta X, entonces A+B = X2"... ¿no resulta esto un poco frío? Falta el calor de compartir algo más que los cuerpos o las fantasías, falta el derretirse ante cada gesto del otro, anhelar su presencia, devorar cada cada miguita en el camino que indique que al final nos espera una casita de chocolate. 

O incluso cuando todo este proceso pueda desembocar en el desencanto, en que la relación no se consolide o no exista esa conexión, me parece muy enriquecedor. No es necesario verlo como un fracaso personal, sinó de vivirlo como lo que es: el natural desarrollo de nuestra vida social, en la que a veces encontramos personas afines y a veces no, en la que a veces se consigue lo que queremos y a veces no, pero que eso no nos desmerece en absoluto como personas.

Me gusta la magia, y si puedo elegir, prefiero que exista esa magia también en el BDSM.


viernes, 16 de diciembre de 2011

La D/s como forma de vida

El mundo del BDSM es muy amplio, e incluye diversas maneras de entenderlo, desde quien lo considera una forma de sexualidad alternativa, o un juego, a quien lo vive como una forma diferente de relación. Creo que esta visión puede evolucionar, igual que lo hacemos nosotros debido a las experiencias que vamos teniendo.

A pesar de mi espíritu lúdico, me cuesta considerar el BDSM únicamente como un juego, ya que podría pensarse que, como tal, tiene un principio y un final. Puede darse el caso de situaciones puntuales en las que sí se produzca esa condición de juego, de diversión sin compromiso, como una forma de aprendizaje o de compartir unos buenos momentos sin más expectativas.

Si lo considerara únicamente una forma de sexualidad alternativa, creo que sería una forma de dejar fuera de la ecuación los afectos, las responsabilidades, y que se quedaría todo en la dimensión del disfrute y del placer. Este sería el caso de las personas que se acercan al BDSM por tener alguna preferencia sexual o fantasía erótica poco convencional y que buscan satisfacerlas con alguien con quien las compartan.

Así que en mi caso optaría por considerarla una forma de vida, con todos los matices necesarios para definirla, y le añadiría esos aspectos lúdico y sexual como parte de los ingredientes.

¿Cómo sería para mi una forma de vida basada en la D/s?

Si intento definir los pilares que sustentarían esta visión, diría que algunos de ellos están más allá de una relación con un sumiso, o incluso podría pensarse que están más allá del BDSM, como es mi necesidad de que las personas a mi alrededor sean conscientes de su valía, de su personalidad, de que vivan una vida auténtica, y de que busquen siempre una mejor versión de si mismos. Y es que para mi el BDSM es mucho más, es un camino de exploración, el más intenso, el más profundo, porque nos encara con lo que más nos gusta de nosotros mismos, pero también con lo que menos, y nos plantea incluso cuestiones de identidad.

La existencia de roles permite que cada cual elija desde qué perspectiva quiere experimentar esta evolución personal, y entiendo que, aunque se produzca un aprendizaje mútuo, uno asume el papel de guía y el otro se deja guiar. Para quien realmente lo sienta, esto implica un pacto: por una parte de seguir juntos un trecho del camino, y por otro asumir una voluntad constante de seguir enriqueciéndose, de seguir investigando, de aprender, perfeccionarse, profundizar.

Y es que una relación sincera no nos permite escondernos, y mucho menos debería una relación D/s permitir escondernos detrás de los estereotipos, porque entonces convertiríamos un mundo multidimensional en su versión en dos dimensiones. Una relación D/s no deja faceta sin tocar, incide en lo que se siente, en lo que se piensa, en lo que se imagina, en lo que se desea, en lo que se es, en lo que gustaría llegar a ser, en la confianza de que la otra persona nos valora tal como somos. Por eso huyo de las definiciones encorsetadas de Dómina y sumiso, porque al final lo importante es esa base de compenetración, atracción, admiración mútua y sinceridad.

Disfruto mucho cuando en mi relación puedo cambiar de un tratamiento más ortodoxo a uno más informal, o  cuando con dos palabras puedo dejar al otro sin ellas, conocer hasta tal punto a la otra persona como para ser capaz de sorprenderle, de leer en lo más escondido de su mente, de comprender lo que necesita y cómo y cuando lo necesita, que no siempre se trata de fantasías o de sexo, a veces lo que se necesita es un abrazo o una palabra de apoyo, o simplemente mostrarle claramente algo que se le escapa. Me encanta cuando mi experiencia le sirve para aprender algo nuevo, para descubrirse un poco más, para dejar aflorar nuevos deseos, ilusiones, cuando siento que deposita en mi toda su confianza, sabiendo que lo que más deseo es verle feliz a mi lado.

Pero también me siento privilegiada porque me siento arropada, comprendida, cuando puedo confiar en que me cuide, en que se ocupe de todo, cuando me doy cuenta de que para él soy lo más importante, que me mira... y me admira, que me valora me vista como me vista, me comporte como me comporte,  que me escucha y que mis consejos le son útiles, que crece a través de mi y conmigo, y yo con él. Adoro esa modestia y esa humildad, el que se deje llevar de la mano e incluso a veces con los ojos vendados, sin cuestionar nada, con la certeza de estar donde quiere estar, a los pies de quien procura por él. 

Y lo más importante de todo es cuando puedo ser yo misma, sin perder un ápice de autoridad, de influencia, poder ser y mostrarme vulnerable, contar con su fuerza y su cariño, delegar por unos momentos las decisiones en él, verle desenvolverse con soltura en cualquier situación, para, a un gesto mío, volver a mi lado, a mis pies, la cabecita inclinada sobre mi regazo, aislándose de todo y de todos, concentrándose en mi.

Ser el centro de una adoración tan exquisita no me coloca en un pedestal, ni en el Olimpo, me hace tremendamente consciente del poder de mi influencia, y a la vez responsable de dar lo mejor de mi en todo momento, de evolucionar, de poder aportar algo nuevo, diferente, de innovar, de mantener vivas mi curiosidad y mi ilusión, mi jovialidad, y porqué no, de mi inocencia. Cuando existe ese grado de confianza con alguien todo se vuelve cristalino, puro, no importa como lo juzguen los demás, o la sociedad, sabes que esa persona te comprende y te acepta, y si se vuelve tan importante en tu vida es porque te permite simplemente SER.


miércoles, 14 de diciembre de 2011

A vueltas con el 24/7

Otra de las leyendas del BDSM es el ideal de una relación D/s que sea continua, el famoso 24/7. Pensando sobre ello me planteo muchas cuestiones ¿es sólo un ideal?¿es realizable?¿es conveniente?

Por una parte creo que es necesario dar cabida a todas las dimensiones de nuestra vida, en el que la D/s es solo una parte (más o menos grande), porque es preciso relacionarse con otras personas y ambientes, y también tener metas y objetivos propios, ajenos a otras personas, es decir, retos individuales. Esto también se podría aplicar a las personas que se centran demasiado en su pareja, olvidando que ellos mismos tienen una vida que vivir. Y es que cuando se crea un "nosotros" parece que el sacrificio está justificado. Yo no creo en el sacrificio, creo en la colaboración, y cuando es preciso que sacrifiquemos una parte de nosotros es que algo no funciona, y ese "nosotros" lejos de enriquecernos, nos empequeñece día a día. Por supuesto se me puede decir que hay sacrificios que valen la pena, y no dudo de que haya quien lo vea así, pero para mi son reminiscencias de unas creencias demasiado asociadas al conformismo.

Una relación D/s comporta un cambio de roles, un cambio que choca en este momento con lo establecido socialmente, y en este sentido es complicado mantenerse al 100% en todo momento, precisamente por ese conflicto que se manifiesta en cuanto nos relacionamos con personas fuera del mundillo. Por supuesto esto tiene sus matices, es decir, que en público se cambie el Usted por el Tú, no significa que exista menos adoración y respeto, al contrario, se crea una complicidad aun mayor entre ambos.

Hasta hace poco creía que no era realizable una situación así, que era una demanda excesiva para ambas partes, y sigo pensando que, salvo en determinadas condiciones, es complicado mantener esta disociación con la sociedad. Hace falta un ingrediente importante para poder integrar ambos mundos, para que el paso de uno a otro, o el entrelazado de ambos sea armónico.  Ese ingrediente es una mezcla de compenetración, confabulación, mucho cariño (mucho mejor si es más que cariño), comprensión y amistad. 

Bajo mi manera de ver la vida, una manera de conseguir ese tan ansiado 24/7 sería respetar los tiempos de cada uno, no pretender una entrega absoluta en todo momento, sinó que permaneciera latente, presente como transfondo, permitiendo el normal desarrollo de la vida cotidiana. Es como superponer capas sin excluir ninguna de ellas, lo que permite disfrutar con plenitud los instantes en los que la D/s se coloca en primer plano.

Por otra parte no olvidemos que las relaciones D/s comportan la aceptación de unos roles, con su propia carga conductual, que como cualquier otra prenda no es bueno llevarla siempre puesta. Es preciso dejar de vez en cuando en el arcón esas vestiduras para poder mostrar otros aspectos de nuestra personalidad, para no convertirnos únicamente en estereotipos encorsetados. Y es que lo importante de una relación D/s está en la primera parte: la relación.

Como base de esa relación está la comprensión y aceptación mutuas, y para comprenderse hay que conocerse en todo tipo de situaciones y circunstancias, muchas de ellas con nada o poco que ver con el BDSM. Por supuesto que si la admiración, el respeto, la adoración y la entrega existen, éstas se manifiestan en todo momento, incluso cuando dejamos el collar de lado. Y es que el collar que más se siente no es el que nos colocan, sinó el que nos colocamos. Lo que sentimos hacia otra persona no desaparece aunque nuestra atención la ocupen otras actividades, y en el fondo seguimos sintiendo esa pertenencia, la dulce miel de sentirnos arropados en una relación que nos hace sentir más libres que nunca, aunque esa relación se simbolice con el collar de la servidumbre.

Una relación verdaderamente 24/7 lo impregna todo, aunque no lo contamina, lo enriquece. En realidad es saber que cuentas con alguien, y que ese alguien cuenta contigo. Que cada uno reconoce y acepta los rasgos del otro, esos que identificamos como Dominación o sumisión, pero que sobretodo aceptamos a la persona, con sus diferentes expresiones, sin idealizarla ni esperar que se comporte siempre de una determinada manera. Y en esa libertad de dejar ser, encontramos nuestra propia libertad, y es así como yo creo que puede llegar a funcionar una relación 24/7.


martes, 13 de diciembre de 2011

Relación Dominación/sumisión y transgénero

Puede sorprender que después de tratar el tema del transgénero en la feminización, ahora lo relacione propiamente con las relaciones D/s, pero es que en este tipo de relaciones no se produce únicamente una cesión de poder, sinó que literalmente se produce una cesión o intercambio de roles, de lo que tradicionalmente se atribuye al género femenino y al masculino: hombres dedicados a las labores del hogar, que esperan la llamada o la llegada de sus Amas, y Mujeres que deciden sobre los puntos principales de la relación. 

En este sentido las relaciones D/s son pioneras en una revolución social que está en marcha, donde la identidad de género empieza a tambalearse, donde las fronteras entre lo atribuible a lo masculino y lo femenino empiezan a ser difusas. No se trata en este caso de igualar, la época de la igualdad de género más allá de los derechos humanos ya ha pasado de largo. Se trata de explorar ambos géneros en uno mismo, en alcanzar una evolución conjunta de ambos aspectos en nuestra personalidad, resultando en seres humanos más completos.

Las grandes revoluciones se producen en momentos de crisis, y ahora mismo estamos en crisis. No es únicamente económica, ni política, es también social, y personal. Es el momento de reconocer que los antiguos modelos ya no funcionan y buscar modelos nuevos, y esto también afecta a las relaciones. Ahora nos planteamos cuestiones que hace unos pocos años eran incuestionables: "propiedad de", relaciones plurales con más de dos miembros, servidumbre, control de la sexualidad... Puede parecer a priori que estamos dando pasos hacia atrás, volviendo a otras épocas en las que se daban este tipo de situaciones y que ahora nos parecen represivas, pero en realidad es otra vuelta de espiral, un reequilibrio, porque faltaba esa vivencia y esa comprensión por parte de todos.

A partir de aquí podemos cerrar este círculo y abrir uno nuevo. Como me dijo hace poco una Ama amiga: "Te digo que las relaciones fundadas en el Domfem, son muy diferentes a la vainillas, no hay lucha de roles y llegar al consenso en todo lo que se hace es mucho mas fácil y simple". No pretendo que desaparezcan las relaciones vainilla... ni las relaciones chocolate, fresa o coco... sinó que trascendamos los roles asignados durante generaciones y permitamos que sea la relación la que se adapte a los individuos, y no los individuos a las relaciones.


Feminización y transgénero


Hay una práctica dentro del BDSM que se conoce como feminización, de la que ya he hablado en alguna otra ocasión, y sobre la que me me gustaría profundizar un poco más. En general, esta práctica consiste en vestir de mujer al sumiso, haciéndole adoptar actitudes y acciones propias del rol femenino.

Entremezclados en esta práctica, podemos encontrar personas que pueden definirse como transgéneros. Para comprender un poco este tipo de situación y sus implicaciones, es preciso empezar con algunas definiciones:

* Anatomía sexual: Identificación física de los genitales como masculinos o femeninos.
* Identidad sexual: Asignación de un sexo en función de su anatomía sexual.
Identidad de género: identificarse con las conductas o roles sociales asociados a los sexos.
* Orientación sexual: atracción hacia individuos del propio y/o otro sexo.

Dado que el ser humano es complejo, hoy en día se empieza a aceptar que en el caso de sexo y género no podemos hablar de blanco y negro, sinó que existen numerosas tipologías, todas ellas absolutamente normales. Se considera entonces que una persona es transgénero, cuando su identidad no se adapta a las normas convencionales de lo que se entiende por femenino y masculino, encontrándose generalmente en un punto intermedio o intercambiado.



Hay que señalar que se solapan en este caso muchas otras definiciones, que pueden estar relacionadas con la identidad sexual, la identidad de género o con la orientación sexual de la persona. Por ejemplo:

* Transformistas o crossdressers: personas que cambian su aspecto, adoptando en del otro género/sexo, pero sin identificarse con él excepto en los momentos de la transformación, estando plenamente satisfechos con su identidad sexual. En estos casos se entiende que es una forma de manifestar o expresar una naturaleza psicológica femenina/masculina adicional.

* Travestis: personas que se identifican con el otro género, al que cambia en cuanto puede, buscando expresar esa faceta de su personalidad. En este caso, la identidad de género suele estar en entredicho, es decir, la persona no se identifica con los roles que se asignarían convencionalmente a su sexo. 

* Transexual: persona que además de tener conflicto con su identidad de género, presenta una contradicción en su identidad sexual, o sea, no reconoce como propio el sexo asignado debido a su anatomía. Existe por tanto una disconformidad entre el sexo biológico y el sexo social o psicológico, siendo necesario para estas personas someterse a una reasignación de género, que puede ser parcial o total, pero que en todo caso implica una modificación hormonal e incluso quirúrgica.

* Intersexualidad: personas que poseen características físicas de ambos sexos en grados variables (aquí entrarían los casos de micropenes, clitoromegalia, fusión de los labios genitales, absorción de los testículos, etc). Estas personas no se sienten pertenecientes a un género concreto, lo que les produce transtornos de identidad de género y/o sexual.

¿Qué se esconde tras la feminización?

Últimamente me ha sorprendido el encontrarme cada vez más personas (hombres) que buscan la práctica de la feminización, y eso me ha llevado a plantearme qué podía estar sucediendo ¿es algo habitual? ¿tendrá que ver con esa excesiva identificación con los roles sociales que está llegando a su fin? ¿es que los hombres necesitan explorar su parte femenina? ¿o es simplemente poner de manifiesto ese fenómeno transgénero para poder aceptarlo?

He conocido personas que son totalmente diferentes cuando se comportan en uno y otro género, y se podría decir que coexisten en su interior ambas personalidades, teniendo claramente puntos de vista y opiniones diversas. Son personas psiquicamente muy ricas, que se pueden llegar a sentir desconcertadas por la gran definición de sus identidades masculina y femenina. En la feminización encuentran ese momento para expresar esa otra parte de si mismos, fuera del entorno convencional. Hace unos cuantos años se hubiera dicho de ellos que tenían un desdoblamiento de personalidad. Creo que esos conceptos los vamos dejando atrás a medida que comprendemos que la psique humana contiene a la vez el principio femenino y masculino, y que su expresión física es cada vez menos determinante.

En otros casos, la feminización ha sido una forma parcial de reconocer la transexualidad a través de una práctica aceptada en nuestro mundillo, un camino para adentrarse en la propia aceptación y/o transformación. Dentro de un mundo en el que se aceptan inclinaciones y preferencias de lo más curiosas, el hecho de poder pivotar entre ambos géneros como parte de un juego, permite dar salida a cuestiones mucho más profundas en un entorno relativamente seguro.

Por otra parte, existe en otros la necesidad de sentir, de identificarse con la feminidad como parte de su adoración hacia las Mujeres, pudiendo llegar a producirse el caso denominado "Autoginefilia", del hombre que se excita ante la idea de vestirse y sentirse mujer, y se enamora de su propia imagen femenina reflejada en el espejo.

Hay quien argumenta que lo que le gusta de esta práctica es la humillación que le supone el estar vestido de mujer, el obligarle a comportarse como tal, y esto tiene mucho que ver con una forma de terapia empleada en siglos pasados, la "disciplina de las enaguas", que promulgaba los beneficios de la feminización como vía para conseguir apaciguar y reconducir las conductas excesivamente machistas y violentas. Quizá se pueda ver como una forma de equilibrar la balanza que está escesivamente decantada hacia el polo masculino, y se puede descubrir cierta paz o incluso excitación en encontrar ese equilibrio. 

En el momento en que seamos capaces de asumir que la personalidad humana contiene a la vez ambos géneros, y que su diferenciación es a menudo una cuestión social, podremos llegar a trascender los roles habituales y explorar más profundamente las características psicológicas que van asociadas a cada sexo, porque ambos al final son las dos caras de la misma moneda.

Ahora que estoy explorando más y más este tema, encuentro que la feminización es una vía de conocimiento del ser humano y al mismo tiempo un camino de evolución hacia un estado más fluído, más flexible, y por lo tanto más libre, del ser humano.