domingo, 25 de septiembre de 2011

Documental de Sexo en secreto, en Documentos TV

Con la participación de dos buenas amigas: Dómina Zara y Mrs. Foxy.













jueves, 22 de septiembre de 2011

Hounded - Punish me (2006)

Premio Leopardo de Oro en el Festival de Cine de Locarno 2006

Esta película de Angelina Maccarone nos muestra la relación que se establece entre un joven conflictivo de 16 años y su agente de la condicional, una mujer madura con un matrimonio en crisis, que a través del muchacho descubre sus tendencias sádicas, aportándole una intensidad desconocida para ella.

Es un argumento inquietante también, y plantea los problemas que rodean a las personas masoquistas que raramente son comprendidas. El desarrollo de la relación me es familiar, como las dudas, los prejuicios abren paso a inquietudes, a deseos dormidos y escondidos por ser algo prohibido (tanto por el dolor infligido, como por el hecho de ser un menor). 

Entre ellos se crea un vínculo con mucha fuerza, que al mismo tiempo les desestabiliza, y les transtorna. Y hasta aquí puedo decir para quien quiera verla.



Fragmentos:





The Pet (2006)

Esta película ganadora del premio Película BDSM del año 2006, plantea una situación extrema e inquietante, en la que la sumisión se convierte en algo más, en una deshumanización progresiva y voluntaria, donde el planteamiento base es que cualquiera puede ser "entrenado" como mascota humana en unas condiciones adecuadas (que suelen ser de desesperación). 

A mi me ha dejado un regusto extraño, y al mismo tiempo me plantea muchas preguntas: ¿hasta qué punto es deseable ese grado de dependencia?¿hasta qué punto ella deseaba llegar a esa situación o se ha visto gradualmente inmersa en ella?¿hasta qué punto ella sería capaz de volver a su vida anterior? Y no digo más para no estropearos la película.


Sinopsis:

Una joven en una dura crisis financiera y necesitada de afecto, sucumbe al encanto de un benefactor aristocrático, quien le ofrece una suma considerable del dinero si ella se convierte, por un periodo de seis meses, en su mascota humana.

La joven es obligada a dormir en una jaula, nunca llevar la ropa, y obedecer todas las órdenes de su amo. Poco a poco ella va perdiendo su "humanidad" y efectivamente se transforma en un animal doméstico.

Pero las cosas se complicarán aún más cuando entren en escena otros adinerados amantes de las mascotas humanas.



viernes, 16 de septiembre de 2011

Adan y Eva (Gustav Klimt, 1918)



Lo que yo entiendo que es y no es la Dominación

No me resulta sencillo definir el concepto de Dominación, igual que no lo es definir el concepto de sumisión, pero a veces, quitando la paja se llega al grano, y sabiendo lo que no es, puede que me acerque a lo que sí es. Empiezo pues con las definiciones "oficiales":

dominante
1. adj. [Persona] que ejerce poder sobre alguien o algo
2. Que sobresale o prevalece sobre el resto


dominación
1. f. Control que se tiene sobre un territorio

Si tuviéramos como referencia otras épocas en las que se ejercía el poder mediante la fuerza, el concepto de Dominación se podría asimilar al de conquista, en sus acepciones más agresivas, mientras que, aplicado a las relaciones humanas, esa misma conquista muestra su lado más seductor, ganándose así la voluntad y el afecto de la otra persona. 

Conseguir que esa otra persona ceda su voluntad de forma natural, requiere de un cierto grado de seducción, es cierto, que no tiene nada que ver con la deshonestidad, los engaños o las falsas ilusiones. Aquel que no es capaz de atraer con su propia personalidad está tomando prestado algo que no le pertenece, y por lo tanto, esa voluntad que le ha sido entregada no se la merece.

Dominación implica cierto grado de control también, bastante elevado. Control que no significa coerción, ni acoso, ni abuso, ni anulación de la personalidad de la otra persona. Implica más bien un auto-control, un conocimiento elevado de lo que se maneja, una capacidad de decisión (que no consiste en estar decidiendo constantemente por la otra persona), una capacidad de visión global de la situación, de conservar lo que se aprecia (no por la fuerza, sino por el convencimiento), y de conservar la calma con sentido común. No consiste en vigilar lo que el otro hace o deja de hacer, perseguirle para saber donde va y qué hace, espiar su correo y su teléfono, restringir su contacto con los demás, u obligarle a hacer lo que nosotros queramos. Cualquier conducta que se consigue como evitación de un castigo al final resulta en rebeldía, ya que no se sustenta en la confianza, sinó en lo contrario, incluso cuando la motivación sea corregir un mal hábito existente.

Por lo tanto, otros dos elementos que se incluyen en la Dominación son la comprensión y la comunicación. Comprensión como capacidad de entender las motivaciones, las ilusiones, los puntos fuertes y los puntos débiles de la otra persona, y también de nosotros mismos, enriqueciéndose de esta manera la relación. Y comunicación de nuestros deseos, de nuestra visión, de nuestras opiniones, sin convertirlo en un discurso electoralista, ni en una retahila de sentencias a acatar, ni en un mecanismo de engrandecer nuestro ego a costa de la aceptación obligada por parte de la otra persona. La comunicación es una vía de doble sentido, y de esa forma resulta útil.

Y por supuesto la Dominación dentro de nuestro contexto no es una forma de conseguir sexo fácil, ni de volcar nuestras frustraciones, ni de mostrar abiertamente nuestra intolerancia ni nuestra prepotencia al amparo del silencio exigido. No se trata de imponer nuestro criterio como sea, ni de olvidarnos de unas sencillas pautas de educación y respeto, ni de proclamar a quien quiera escucharnos que somos los mejores.

La Dominación implica una cierta dosis de humildad, de saber que nunca es suficiente lo que sabemos, que el respeto es la base y no se gana por la fuerza, sinó con confianza, dándole al otro el espacio para ser quien quiere ser, incluso si quiere ser un felpudo a nuestros pies. Valorar esa devoción, esa atención, a esa persona que se pone a nuestro servicio para nuestra mayor felicidad (y por lo tanto la suya también, no seamos incautos al pensar que uno se entrega sin más a cambio de nada, eso no sería realista). Implicarnos en su evolución personal tanto o más que en la nuestra propia, obteniendo y dando lo mejor que podamos a cada instante.

Dominación, en resumen, es plantar una semilla en un terreno fértil, regarla, cuidarla, y verla florecer, recibiendo al final su fruto, saboreando cada minuto del proceso.


jueves, 15 de septiembre de 2011

¿Se trata solo de un juego?

Visitando uno de los foros me encuentro con una oferta de trabajo (nada que ver con el BDSM en principio), con el siguiente comentario añadido: "si encontrara alguien para q me acompañe , mejor q mejor, podriamos a la vez q currar jugar un poco y asi pasarlo bien... busco una chica sumi o domina , me da igual q yo soy swicth y me adapto." A este comentario hay algunas respuestas, entre ellas ésta de una sumisa: "¿Y lo de "jugar" contigo es obligatorio para conseguir el trabajo.. ?", una pregunta muy coherente, ya que se podría sobreentender que detrás de la oferta de trabajo hay algo más, siendo la respuesta: "jugar no es obligatorio, q pregunta mas tonta !!!! pero si a los dos q estamos nos va el bdsm lo mas normal es q jugemos un poco si nos entra ganas, vamos digo yo,,, q jugar siempre es agradable !!", y en la respuesta de ella es donde vemos la gran diferencia entre los planteamientos: "Que me guste el bdsm no implica que vaya a practicarlo con el primero que se me ponga por delante, por mucho que a él también le guste..."

Y aquí es donde me planteo si el BDSM es sólo un juego, como puede parecer según lo plantea él, o ser algo más, según lo plantea ella. Y creo que este punto está en eterna discusión. Por una parte parece que conocer a personas dentro del mundillo del BDSM conlleve el juego sí o sí, como cuando yo era joven y te invitaban a una fiesta, y se "esperaba" que te dejarás besar o agarrar por cualquiera de los invitados o eras una sosa y una reprimida. Lo sé, forma parte de una educación, no estoy criticando directamente a nadie, sinó constatando creencias y viendo paralelismos.

Por otra parte, entiendo que dentro del BDSM hay muchas variantes, y por supuesto muchas visiones. No es lo mismo un bondage que una sodomización, ni un dog play que un medical. Hay prácticas que conllevan riesgos y requieren de confianza en la persona que lleva la batuta, y de conocimientos por parte de ésta. También hay momentos que implican intimidad, y no la viven igual las mujeres y los hombres (por supuesto estoy generalizando). Los hombres suelen ser capaces de separar la sexualidad de la emoción, mientras que para las mujeres está todo entrelazado. En este sentido, por ejemplo, para mi puede resultar divertido atar a alguien, por el puro placer de atar, por tener a mi disposición un cuerpo sobre el que practicar este arte, pero ir más allá de esto requiere de afinidad, de una cierta química, y por supuesto de afecto. 

No se trata tampoco de llegar a convertirlo en algo trascendente, aunque puede llegar a serlo y mucho, sinó de darse cuenta de que, igual que elegimos a nuestros amigos, también elegimos a nuestros compañeros de juegos, y que no nos sentimos a gusto con todos por igual, y que el hecho de compartir una afición no nos convierte inmediatamente en compatibles.

Dejo para otro día profundizar en el aspecto no lúdico del BDSM.


viernes, 9 de septiembre de 2011

Porque no todos los fetichismos son sobre látex y cuero...

La estética del mundo BDSM parece inundada de tejidos como el látex, el cuero, el vinilo, y por un tipo muy concreto de diseños, ceñidos, ajustados, en muchos casos diseñados para destacar los atributos (de ambos sexos), y provocar el deseo en la otra parte. Pero nos olvidamos de que no todo se centra en ellos, sobretodo si entramos más dentro de la DomFem, donde uno de los factores importantes es la seducción mútua. No se trata de convertirse en un seductor, sino de estar seductor, de seducir con la actitud, así como con el aspecto, y hay determinadas profesiones que a mi me producen cierto morbo.

Personalmente, hay otros tipos de vestimenta que me parecen de lo más elegantes y/o seductores, capaces de llamar la atención y de hacerme sentir motivada e interesada. Por supuesto que el hábito no hace al monje, pero así como es indiscutible que cuando nosotras nos vestimos de determinadas maneras ejercemos un efecto remarcable, lo mismo me ocurre a mi con determinados atuendos... y es que un hombre elegante o en uniforme resulta muy sexy.









































lunes, 5 de septiembre de 2011

Análisis de Elise Sutton (1)

Me llegó la referencia a Elise Sutton desde diversos frentes, ninguno de ellos era una Dómina, todo hay que decirlo, y sus escritos, en los que plantea la Autoridad Femenina con Amor, parecen ser un referente para todo aquel que quiere comprender la sumisión y las relaciones de Dominación Femenina. Y por supuesto esto ha despertado mi curiosidad. Hasta ahora conocía de oídas sus teorías, así como lo controvertido de su verdadera identidad, de si es de realidad una mujer o un hombre, pero aparcado este prejuicio, he empezado a leer sus opiniones, y lo cierto es que coincido en muchas cosas que citaré a continuación:

<< No creo que las Mujeres sean mejores que los hombres. Lo he dicho una y otra vez: No considero que las Mujeres sean mejores o de más valía que los hombres. Sencillamente, creo que las Mujeres están mejor dotadas para dirigir el matrimonio, las relaciones de pareja y la sociedad. Los hombres tienen unas características y cualidades y las Mujeres tienen otras características y cualidades. No son iguales pero un género no es mejor que el otro. >>


<< Muchos hombres luchan interiormente al verse entre dos fuerzas antagónicas: el deseo de someterse a una Mujer y la masculinidad. Una de las malinterpretaciones más extendidas sobre el estilo de vida de la Dominación Femenina es que el hombre debe perder su masculinidad cuando se somete a una Mujer. A muchas Mujeres Dominantes les gusta dominar y controlar a un hombre masculino. Lo que a la mayoría de las Mujeres Dominantes les disgusta es un hombre machista, no un hombre masculino... Y hay una gran diferencia. A las Mujeres Dominantes les gusta despojar a un hombre de su machismo y de su ego masculino, no necesariamente de su masculinidad.>>

<< La sumisión es un deseo, pero también es una decisión. La voluntad humana será la que decida cuál de las dos fuerzas antagónicas de la personalidad acabará venciendo. Cuanto más sometido a la Mujer se está, con más fuerza crecerá el deseo de sumisión y, por tanto, más fácil será someterse.>>

<< La zona de sumisión es un estado de tranquilidad y, en cierto sentido, hipnotismo que se produce como consecuencia de la absoluta rendición de la voluntad humana. La zona de sumisión es un estado de rendición incondicional en el que el poder de la Mujer es absoluto. Es una sensación mágica en la psicología masculina que le lleva a adorar a la Mujer con todo su espíritu. Es una sensación tan poderosa como bonita. Sólo un hombre que se despoje de su voluntad ante una Mujer y acceda a la zona de sumisión puede admirar a una Mujer en la plenitud de su belleza y gloria. >>

Aquí se podría aclarar que la rendición es por propia voluntad, así que no es que se despoje de su voluntad, sinó que conscientemente decide cederla o enfocarla en otra voluntad que hace suya, como una forma de adentrarse y de simbiosis con la naturaleza femenina.


Pero también estoy en desacuerdo con otros de los conceptos que promulga:

<< Se trata de despojarlo de su voluntad y de su fuerza en tu favor gracias a tu Poder Femenino. Es un intercambio de poder. Se trata de que asuma su debilidad y reconozca que tu eres la Dominante y quien está al mando. Tu Poder Femenino y tu energía sexual lo vuelve débil en tu presencia. Por tanto, lo que te debe importar es que es débil, pero en tu presencia.>>

Quizá sea el uso de la palabra "débil" la que me hace rechinar los dientes, porque yo no considero que un hombre sumiso sea débil, en todo caso moldeable, pero no olvidemos que es por voluntad propia. Para mi es una fortaleza conocer la propia personalidad y ser consecuente con ella, buscando el equilibrio y la felicidad. No hay nada más frustrante que ir en contra de la propia naturaleza, situación que es bastante frecuente en la sociedad en la que vivimos, en la que solo ciertos patrones de comportamiento son los aceptables, tanto para hombres como para mujeres. Si entregarse fuera una cuestión de debilidad, todas las personas que dedican su vida al servicio a los demás se podrían considerar débiles, y creo que si hay ejemplos de fortaleza a todos los niveles es precisamente en esta clase de personas. Servir es domesticar el ego, flexibilizarlo,  rendirlo a un bien común, y nada tiene que ver con anular la personalidad, ni con dejar de lado nuestras necesidades. El sentimiento de servicio que surge de dentro conlleva su propia satisfacción en el acto mismo de servir, y recibe además recompensas adicionales cuando ese servicio es reconocido y valorado.

<< Empieza a concebir el sexo como algo para tu placer y adquiere la buena costumbre de ir prohibiéndole al sumiso los orgasmos. Si no se los permites y lo mantienes excitado y frustrado sexualmente la mayor parte del tiempo, estará mucho más motivado a servirte y obedecerte, se concentrará en tus necesidades y su excitación sexual será siempre alta. Necesitas controlar ese aspecto tan importante para controlarlo a él.>>

Aquí parece que el sexo se convierta en el conejito que el galgo persigue incansable, el premio cuando el sumiso se porta bien y hace todo lo que se le pide, manteniéndole el resto del tiempo "a pan y agua" para que se muera de ganas. Ese para mi es un concepto ligado a la forma en la que tradicionalmente la mujer relegada a un segundo plano conseguía rescatar una brizna de poder, mediante la negación del sexo, y sinceramente, esto lleva a la frustración, y muchas parejas y relaciones han perecido con esa estrategia. 

En mi opinión, esa práctica de la negación del orgasmo se debe realizar con plena conciencia por parte del hombre, no como una imposición en sí, sino con su propia finalidad, que para mi es doble. Por una parte, el aspecto sexual del hombre tiene una gran relevancia, y puede incluso determinar su forma de ver la vida y de actuar, y tener control sobre ese instinto le permite dominarlo en lugar de sentirse dominado por él. La frustración llega cuando el control es externo e impuesto, no interno y buscado. Personalmente prefiero que el sumiso se dé cuenta de que, con el deseo, se genera mucha energía sexual, que es la energía que potencia la creatividad, y que además estimula la producción de numerosas hormonas que contribuyen a la sensación de bienestar. Mantener ese estado de excitación permite tener a mano una gran reserva de energía, mejora el humor, y si no se racionaliza en una necesidad de eyacular, de forma natural se distribuye por todo el cuerpo, nutriéndolo. Es una sexualidad en meseta, latente, en ondas, muy parecida a la sexualidad femenina, que no busca debilitar la masculinidad, sinó fortalecer la personalidad.


Sobre Elise Sutton